Una noticia esperanzadora para los hipotecados
François Villeroy de Galhau, gobernador del Banco de Francia y voz influyente dentro del BCE, ha dejado claro en Florencia que el sesgo del banco central sigue siendo bajista. Si hay que mover los tipos, será hacia abajo. La afirmación, lanzada en un evento cubierto por Bloomberg, no es anecdótica: apunta a una voluntad real de continuar con la relajación monetaria en los próximos seis meses, salvo que se cruce en el camino un nuevo conflicto global o repunte el riesgo geopolítico.
El BCE, que recortó tipos en junio por primera vez desde 2019, mantiene ahora la tasa de depósito en el 2,0 %, mismo nivel que la inflación general de la eurozona en mayo. Esta coincidencia —el “2 y 2” que menciona Villeroy— es un hito simbólico que apunta a una política monetaria ya no restrictiva, pero todavía vigilante.
Lo que se juega ahora es cómo interpretar ese equilibrio. Para Villeroy, no es momento de relajarse: “volver a la normalidad” no significa que el trabajo esté hecho. Lo que está sugiriendo el francés es que el BCE tiene margen para bajar más, y que ese margen podría usarse si la inflación se comporta o si el crecimiento europeo sigue débil.
El otro factor que Villeroy pone sobre la mesa es el euro. La apreciación reciente de la moneda frente al dólar ayuda a frenar la inflación importada, especialmente en energía, justo cuando el barril de Brent sigue moviéndose por encima de los 80 dólares. Con un euro más fuerte, el BCE podría ganar tiempo y espacio para bajar tipos sin temer un rebrote inflacionista.
Para los hipotecados, estas palabras son música. El Euríbor, que ha caído con fuerza en las últimas semanas hasta el entorno del 2,08 %, ya anticipa que el ciclo de recortes no ha terminado. Si el BCE baja otro cuarto de punto en septiembre o diciembre, como ya descuentan algunos analistas, ese referencial puede deslizarse hacia el 1,8 % o incluso más bajo, reduciendo las cuotas de los préstamos variables en las revisiones del segundo semestre.
Esta expectativa también está alimentando la ofensiva de los bancos por captar hipotecas a tipo fijo con ofertas por debajo del 3 % TIN. Aunque aún lejos de los niveles ultra bajos de 2021, la sensación en el sector es que hemos entrado en un entorno donde el precio del crédito seguirá relajándose, al menos mientras no haya sobresaltos.
Por ahora, el BCE prefiere la cautela. Aunque la inflación está donde debe, los salarios, la energía y la situación en EE.UU. —donde la Reserva Federal se muestra más agresiva— obligan a ir paso a paso. Pero si el BCE se mueve, como advierte Villeroy, será para recortar.







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