Una defensa de la gestión discrecional de carteras

Una defensa de la gestión discrecional de carteras



La comisión, ese eterno villano, es una de las partes sustantivas del post. Es cierto: las comisiones importan. Mucho. Pero reducir el debate a “si hay comisiones, hay engaño” es un reduccionismo simplista. La gestión discrecional implica un servicio: análisis, adaptación a perfiles de riesgo, vigilancia macroeconómica, selección de activos, revisión fiscal… Todo eso no se hace solo ni gratis.

Tampoco es lo mismo pagar un 1% por una cartera que bate sistemáticamente al mercado ajustado al riesgo, que un 0,3% por una que replica un índice. Por eso tienes (y perdonadme que ponga nombres concretos) a neo bancos sin apenas comisiones como Trade Republic o gestión discrecional indexada y muy barata como Indexa Capital. Por supuesto, tienes otros más caros, pero con un servicio mayor: Banca March, Bankinter, Tressis, Abante, Renta 4, etc.

Otra cosa es que los equipos de gestión no batan a su índice de forma generalizada. Pero que alguien te gestione el dinero y te haga ganar -aunque no bata al índice todos los años- ya es un servicio que merece la pena pagar. Personalmente me podría gustar mucho pasar la fregona en la oficina. Y lo puedo hacer muy bien, pero prefiero pagar a alguien para que lo haga -incluso a veces lo haría peor que yo- y así me puedo dedicar a mi profesión. Imagina si ni siquiera se me diese bien fregar… Y no por eso pienso que la empresa que trae el personal de limpieza me esté estafando.

Si te parece una estafa que te cambien los neumáticos cuando puedes hacerlo tú de forma más económica, no vayas al taller. Podrías decorar o reformar tu casa tú mismo. Pero si quieres que todo esté bien distribuido, cumpla normativa, y el resultado sea estéticamente atractivo y funcional, contratas un experto. Podrías hacer tú mismo la declaración de la renta o llevar la contabilidad de tu negocio. Pero si buscas optimización fiscal y evitar sustos con Hacienda, contratas un asesor. Podrías buscar en Google tus síntomas o diseñarte una dieta. Pero si prefieres un diagnóstico fiable, seguimiento personalizado y prevención de riesgos, vas al médico o al nutricionista. Puedes defenderte tú mismo en un proceso legal. Pero si está en juego tu patrimonio o libertad, recurres a un abogado. Y podemos seguir, ¿eh?

Pero si hay tanta queja ¿por qué hay gestión discrecional? Me recuerda a las críticas sobre Amancio Ortega o Juan Roch; malévolos empresarios. Pues gracias a ellos todos somos más ricos. Es más, si no nos sirviese bien, ellos no serían ricos. Pues la gestión discrecional, como decía, existe porque mucha gente necesita delegar. Porque no todos tienen tiempo, conocimientos, o ganas de elegir entre miles de fondos. Porque hay quien prefiere un servicio profesional, personalizable, y con supervisión. ¿Podría hacerlo por su cuenta? En teoría, sí. Como también podría construir su propia casa o defenderse solo ante Hacienda. Insisto en esto. Mi experiencia como parte de un equipo de gestión discrecional es muy positiva. De los miles de clientes, apenas unos pocos tenían conocimientos financieros básicos. Por eso delegaban. Y los pocos que sabían de inversiones, si delegaban, era porque no tenían tiempo o ganas. O porque pueden acceder a fondos que no podrían de otra forma.

¿Es el renting una estafa? Pagas más por el coche a la larga. Pero te quitas de líos. Te lo gestionan todo. Tú vas “a tiro hecho”. Cuando tienes algún problema llamas. ¿Estás dispuesto a pagar por eso? Pues fenomenal. Pero si no quieres, no digas que es un timo. Simplemente a ti no te merece la pena, y tus motivos tendrás. La gestión discrecional existe para quienes quieren tranquilidad, asesoramiento y una ejecución eficiente. No es para todos, ni debe serlo. Pero eso no la convierte en un timo.

¿Existen malas prácticas? Por supuesto. Como en cualquier industria. Hay dentistas excelentes y más que regulares; talleres mecánicos buenos y menos buenos; empresarios que aceptan mordidas y que no; periodistas serios e ideologizados; trabajadores comprometidos y jetas. Y también hay entidades que priman sus productos propios o no son del todo transparentes. Pero generalizar eso a todo un sector es injusto e inexacto. Hay grandes profesionales, gestoras que cuidan al detalle cada cartera, y equipos con una ética intachable. Es más, son casi la totalidad.

He tenido la suerte de conocer a muchas personas de estos equipos, y me vais a perdonar de nuevo que personalice. Equipos como el de Abante, A&G, Tressis, Bankinter, Banca March, Renta 4; Mutuactivos; y otros que se me vienen a la cabeza, son excelentes. Con sus errores, claro. Como todo el mundo. Pero excelentes. Y ya no hablemos de gestoras internacionales, porque la lista se me iría a más de 100 entidades.

En muchos casos, la gestión discrecional permite acceder a clases limpias de fondos, a estrategias institucionales o a arquitecturas abiertas que serían inalcanzables para el pequeño inversor por su cuenta. También a private equity, a FCR, a fondos cuya inversión mínima te puedes saltar, y muchas otras ventajas. Con informes semanales, con atención bastante personalizada, con encaje en tu perfil de riesgo, y paro porque se me vienen a la cabeza multitud de ventajas más.

Este post también habla de la transparencia: saber qué se paga, por qué se paga, y qué se recibe a cambio. En general, las comisiones son bastante claras. A estas entidades les interesa el largo plazo y fidelizar a los clientes, no estafarles. Tienes un contrato marco, unas condiciones particulares. Con todo esto sobre la mesa, queda valorar si ese servicio tiene sentido para ti.

¿Hay comisiones? Sí. ¿Siempre están justificadas? No. ¿Puede una buena gestión marcar la diferencia? Rotundamente, sí. Lo ha demostrado la historia con multitud de ejemplos concretos. Pero es que pretender que no haya comisiones es pedirle a alguien que trabaje gratis. Cuando vas al taller no te cobran solo por la pieza que hay que cambiar, también hay un coste de mano de obra. Claro. El promotor se lleva un margen en la venta de unas viviendas. Solo faltaba… Y como estas entidades buscan relaciones a largo plazo y la normativa es bastante exigente, está bien clarito lo que se te cobra y en qué conceptos. Que haya mala praxis en casos muy aislados no supone que el servicio de gestión discrecional sea un timo, como dice el mencionado post.

Además, cada día hay más competencia, más opciones Precisamente gracias a la diversidad de productos, hay más “lucha sana” que nunca: desde robo-advisors con bajas comisiones hasta bancos privados con estrategias más complejas. Y esa competencia está empujando al sector hacia mejores prácticas, menores comisiones y transparencia cristalina. El cliente informado es el mayor aliado de esta evolución.

Cada vez hay mayor rigor y decisiones informadas. Antes de acusar a todo el sector de estafa conviene mirar los datos, comparar servicios y entender el valor que se ofrece. La gestión discrecional de carteras no es para todo el mundo, pero tampoco es un plan maquiavélico para desplumar incautos.

Es, sencillamente, una herramienta más en la arquitectura financiera. Y, bien utilizada, puede ser muy valiosa. Como todo, depende de cómo se use, de quién la ofrezca, y de si se ajusta o no a tus necesidades reales.

La educación financiera no se construye con memes, sino con conocimiento y con criterio. Tras muchos años en este sector y conocer a tantísima gente, me siento legitimado para defenderlo. Insisto una vez más en que hay comisiones, sí; puede haber casos marginales de mala praxis, sí; hay personas cuyo objetivo se cumpliría mejor si no estuvieran en gestión discrecional, sí. Lo cual no quita un ápice para que sea un servicio de elevado valor añadido para miles -millones- de personas. Que lo escogen voluntariamente, por cierto.

Desafío a quien quiera a desmentir lo que acabo de explicar. Reto a quienes quieran criticar este servicio a un debate. Pero no creo que nadie quiera…

Viva la educación financiera, viva la gestión discrecional de carteras, vivan las gestoras. Gracias a ellos, somos más ricos. Ya solo les falta que saquen de la manita a nuestros hijos al parque. Y si no te gusta, no lo contrates.



Fuente


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *