Qué son los tipos de interés. Y no son lo que crees…

Qué son los tipos de interés. Y no son lo que crees…



A igualdad de circunstancias, los seres humanos preferimos más los bienes en el presente que en el futuro. Ahora bien, esta intensidad de preferencia es distinta en cada ser humano. Incluso una misma persona puede variar sus preferencias según el momento y las circunstancias. El hecho de que todos prefiramos los bienes presentes a los futuros, pero con distintas intensidades, hace que surjan oportunidades de intercambio beneficiosas para todos en función de la preferencia temporal de los agentes que quieran intercambiar. Por ejemplo, aquellas personas que valoren mucho más presente que el fututo querrán intercambiar con aquellas personas que, valorando más el presente que el futuro, no lo hagan con tanta intensidad. 

En estos intercambios, a aquellas personas que ofertan bienes presentes a cambio de obtener mayores bienes en el futuro se les conoce como ahorradores. Y surge un mercado de “tiempo” en el que se intercambian bienes y servicios. El precio que surge en este mercado de tiempo se conoce como tipo de interés.

Todos preferimos 100 euros hoy a 100 euros en el futuro, pero una persona con elevada preferencia temporal, exigirá 110 euros si retrasa un año la adquisición de los 100 euros (sólo está dispuesta a posponer su consumo a cambio de 10 unidades monetarias más). Otra persona de menor preferencia temporal está dispuesta a retrasar los 100 euros a cambio de 101 euros dentro de un año (está dispuesta a posponer su consumo a cambio de 1 unidad monetaria más).

El mercado recoge el precio de este mercado de tiempo: el tipo de interés, que se puede denominar como la tasa social de preferencia temporal. O, dicho de otro modo, el tipo de interés es el precio de mercado de los bienes presentes en función de los bienes futuros. En este ejemplo, el tipo de interés podría quedar fijado entre el 1% y el 10%. Y si estas dos personas representasen los extremos de sociedad, el tipo de interés sería de un 5% aproximadamente. Por tanto, si hay mucho ahorro en la sociedad, es decir, poca preferencia temporal, el tipo de interés será menor. Por el contrario, si hay poco ahorro, es decir, mucha preferencia temporal, el tipo de interés será mayor, indicando que la sociedad desea consumir.

Si hace falta, tómate unos minutos para releer y procesar este último párrafo.

Fuente: Carlos Arenas Laorga

En el día a día vemos múltiples intercambios de tipo de interés. Quizá el primero que se nos viene a la cabeza sea el de un préstamo bancario. Pero no sólo. Un contrato por cuenta ajena es también un contrato de tipo de interés. Un ahorrador que tiene una empresa paga hoy (mensualmente) a los trabajadores por apropiarse de la totalidad de los beneficios en el futuro. Y es que el mercado de préstamos bancarios es una minúscula parte del mercado de tiempo; simplemente es más sencillo a la hora de ver el tipo de interés porque lo observamos directamente, pero toda la estructura productiva de la economía utiliza el tipo de interés como precio de coordinación. Por eso son tan importantes.

Por tanto, el tipo de interés es el precio de los bienes presentes en función de los bienes futuros, y recoge la tasa social de preferencia temporal.

Pero cuidado, los tipos de interés suelen ser definidos en las escuelas de economía como el precio del dinero. Esta definición es un error conceptual que viene, entre otros, del keynesianismo y sigue explicándose por todos aquellos que no han entendido realmente la esencia del interés. Keynes decía que el tipo de interés se genera con la oferta y demanda de dinero, pero no. Esto lo que realmente determina es el precio de la unidad monetaria, su poder adquisitivo. La demanda de dinero, aseguraba también el economista inglés, estaría determinada por el tipo de interés, pero el tipo de interés estaría determinado por la demanda de dinero… Keynes cae en un razonamiento circular. Y no es sino el teorema regresivo del dinero de Mises lo que explica la determinación de la demanda de dinero. Que nada tiene que ver con el tipo de interés. 

Entendiendo la esencia del interés se puede ver que, lejos de lo que opinan escuelas de pensamiento como la keynesiana, preferencia temporal y tipos de interés no son sino las dos caras de una misma moneda, en la que una ley natural humana (la preferencia temporal) queda reflejada en un precio (tipos de interés). 

Harina de otro costal sería explicar que el tipo de interés, el precio más importante del mercado, no es libre. Es decir, no se basa en oferta y demanda, sino que se impone a través de los bancos centrales (centrales, como aquellos organismos de planificación centralizada de la extinta URSS). Es como si el precio de las patatas estuviese regulado. Lo malo aquí es que el precio regulado es el más importante. Por eso no conocemos realmente cuál es la preferencia temporal. Y de aquí se derivan buena parte de las malas inversiones que devienen en crisis. Pero esto también es otro asunto que no vamos a tratar. 

Artículo basado en el libro La Valentía de la ignorancia
 



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