Descubren una molécula en el intestino que causa la aterosclerosis, que está detrás de las muertes por ataques cardíacos e ictus
Miércoles, 16 de julio 2025, 17:30
En abril de 2010 el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), Banco Santander y la Fundación Botín sellaron un acuerdo para hacer un exhaustivo seguimiento durante diez años a tres mil trabajadores de banco, con edades comprendidas entre los 40 y 54 años y «aparentemente sin enfermedad cardiovascular». El reto de los investigadores era buscar pistas que permitieran detectar de forma precoz el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como ataques cardíacos o infartos cerebrales. Quince años después, han descubierto que algunas bacterias del intestino producen una molécula que entra en el flujo sanguíneo y desencadena una reacción inflamatoria en las arterias generando acumulación de grasa, que es justo lo que provoca el colesterol.
Esas bacterias intestinales producen propionato de imidazol (ImP), una molécula que se asocia a la aterosclerosis y por tanto a los problemas cardiovasculares, la principal causa de muerte en todo el mundo y en España (casi uno de cada tres fallecimientos).
Aunque el control del colesterol, la hipertensión, el tabaquismo, el sobrepeso y el sedentarismo ayuda a prevenir la aterosclerosis, la detección temprana de la patología es imprescindible. De ahí la importancia del descubrimiento del equipo liderado por el CNIC al identificar este metabolito y relacionarlo con el desarrollo de la enfermedad en personas sanas. El trabajo se ha publicado este miércoles en ‘Nature’, la revista científica de referencia.
«Encontramos que no solo hay una asociación, sino que realmente hay una causalidad. Es decir, que este metabolito causa la enfermedad y, por tanto, si causa la enfermedad, se puede intervenir para poder hacer terapia», expone el jefe del Laboratorio de Inmunobiología del CNIC, David Sancho, primer autor del estudio. Su equipo ha administrado la molécula a ratones, que han desarrollado aterosclerosis.
La investigadora del CNIC y también primera autora del estudio, la farmacóloga italiana Annalaura Mastrangelo, ha detallado que este descubrimiento supone una «gran ventaja» en el diagnóstico frente a las pruebas actuales, que requieren técnicas de imagen avanzada complejas y costosas que, de momento, no están cubiertas por el Sistema Nacional de Salud (SNS).
Nuevas vías terapéuticas
La investigación desvela también que el propionato de imidazol activa el receptor imidazolínico de tipo 1 (I1R), generando con ello un aumento de la inflamación sistémica que contribuye al desarrollo de la aterosclerosis. Y mediante un fármaco han logrado bloquear este receptor I1R reduciendo la progresión de aterosclerosis en ratones alimentados con una dieta alta en colesterol. «Con este inhibidor prevenimos totalmente el desarrollo de la aterosclerosis», dice Sancho, médico murciano de 53 años, que ha patentado el tratamiento experimental junto a otros coautores, como la propia Mastrangelo, Iñaki Robles y el cardiólogo Valentín Fuster, director general de CNIC de Madrid y quien ha dado nombre al Mount Sinaí Fuster Heart Hospital, de Nueva York.
El CNIC y Banco Santander sellaron en 2010 una alianza de 22 millones de euros para avanzar en la detección precoz de los infartos, ya que, según apuntaron en aquel momento, la batalla se ganaba desde la prevención. Sin embargo, primero era necesario identificar al enemigo, el objetivo del proyecto conocido este miércoles.
«Es un proyecto muy caro, pero paradójicamente barato, puesto que es un ejemplo económico de cómo atacando y previniendo la enfermedad se pueden reducir extraordinariamente los costes de la atención médica de las personas que han sufrido un ataque cardiovascular», destacó el día en que se presentó el acuerdo Valentín Fuster.
En el estudio han participado, de forma voluntaria, unos 3.000 trabajadores de Banco Santander, con edades comprendidas entre los 40 y 54 años, «cuando todavía no se ha manifestado la enfermedad cardiovascular». Estos individuos se han sometido al reconocimiento médico general que realiza a sus empleados la entidad. Después, se les ha hecho una exhaustiva historia clínica sobre sus antecedentes familiares, estilo de vida, peso, análisis de sangre –que incluyen pruebas genéticas– y, finalmente, se han sometido a una ecografía de las arterias carótidas, del corazón y del abdomen.
En el caso de que aquellos a los que se les ha descubierto alguna anomalía, se les han practicado pruebas de imagen más avanzadas (resonancia magnética y tomografía por emisión de positrones (PET). Unos exámenes que se han repetido a los tres y seis años desde el inicio del estudio.
Alarma justificada
Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en todo el mundo. La aterosclerosis (caracterizada por los depósitos de grasa en las arterias) es el principal desencadenante de esta patología. Se manifesta en la quinta o sexta década de la vida, aunque comienza a formarse mucho antes. Por eso los cardiólogos insisten en que la epidemia de obesidad y sedentarismo de la vida actual hacen que la enfermedad cardiovascular se manifiesta a edades cada vez más tempranas.











