¿Comprar coche o tener casa? Los españoles no llegan a todo

¿Comprar coche o tener casa? Los españoles no llegan a todo



Back view of red car headlight close up. Clients standing near car dealer. Couple observing and seeking vehicle for purchase. Manager of car dealership showing automobiles. (Back view of red car headlight close up. Clients standing near car dealer. Co

En los últimos años, la economía familiar española se ha visto atrapada entre dos grandes frentes de gasto: la compra de vivienda y la adquisición de vehículos. Mientras los tipos de interés encarecen las hipotecas y los bancos endurecen las condiciones para acceder a un préstamo, el mercado del automóvil también sufre un endurecimiento del crédito al consumo, lo que ha disparado la financiación media para comprar coche hasta cifras históricas. ¿Estamos ante una tormenta perfecta para el endeudamiento de las familias? ¿Cómo se están gestionando los riesgos desde las entidades financieras? Y sobre todo, ¿qué consecuencias puede tener este doble cuello de botella crediticio en la economía doméstica?

La fotografía es clara: los hogares españoles necesitan endeudarse para acceder tanto a una vivienda como a un vehículo. Pero las condiciones actuales del mercado hacen que asumir ambas cargas al mismo tiempo sea cada vez más difícil.

Hipotecas al límite

El panorama en el sector inmobiliario es desolador. Con el Euríbor por encima del 3,5% y sin visos de un recorte sustancial a corto plazo, las hipotecas variables han visto cómo sus cuotas mensuales han aumentado de forma drástica. Una familia con una hipoteca media de 150.000 euros a 25 años ha pasado de pagar unos 500 euros mensuales en 2021 a más de 750 en 2024. Eso, si la consiguió en condiciones favorables.

Además, las nuevas hipotecas fijas ofrecen tipos que rondan el 4%, lo que supone una barrera considerable para los jóvenes y las rentas medias. La banca, por su parte, está siendo más selectiva que nunca: exige más ahorros previos, reduce el porcentaje financiado al 80% en la mayoría de los casos y analiza con lupa la estabilidad laboral del solicitante.

Antes se hablaba de la regla del 30% para que la hipoteca no ahogara tus finanzas. Hoy muchos hogares están destinando el 40% o más de sus ingresos a la vivienda”, explica a ESdiario un responsable de riesgos de una entidad financiera nacional.

La combinación tóxica: hipoteca más crédito al consumo

El problema se agrava cuando a esa carga hipotecaria se suma un préstamo para la compra de coche. Según datos del Banco de España, cerca del 20% de los hogares que tienen una hipoteca también tienen un crédito al consumo activo, en su mayoría relacionado con la automoción.

Aunque tradicionalmente los bancos han evaluado la ratio de endeudamiento total (que no supere el 35-40% de los ingresos netos del hogar), en la práctica muchas financieras especializadas han relajado este criterio en los últimos años para captar clientes en el mercado automovilístico. “Se están aprobando préstamos para coches sin tener en cuenta del todo la hipoteca, y eso puede generar un efecto de bola de nieve”, advierte un analista de crédito.

Las señales de alerta no se han hecho esperar. La morosidad en los créditos al consumo ha repuntado un 11% en el primer trimestre de 2025, según datos preliminares del Banco de España. Y aunque en las hipotecas la morosidad sigue contenida (en torno al 2,8%), la tensión empieza a aflorar en los segmentos más vulnerables.

Un coche, una deuda de 17.000 euros

Según los últimos datos de la Asociación Nacional de Establecimientos Financieros de Crédito (ASNEF), el importe medio solicitado para financiar la compra de un vehículo nuevo supera ya los 17.000 euros, mientras que en el caso de los vehículos de ocasión se sitúa en torno a los 12.000. En ambos casos, el plazo medio de amortización ha crecido hasta los 6-7 años, con intereses que en algunos casos superan el 10%, especialmente para los perfiles con menor solvencia.

La razón es doble: por un lado, el precio medio de los coches ha subido un 36% desde 2019, impulsado por la inflación, la electrificación del parque móvil y la reducción de descuentos por parte de los concesionarios. Por otro, los bancos y financieras están endureciendo las condiciones de acceso al crédito al consumo por el incremento de la morosidad y la incertidumbre económica.

El resultado: cada vez más compradores se ven obligados a aplazar la compra o a optar por fórmulas como el leasing o el renting, que diluyen el coste mensual pero aumentan la dependencia financiera.

Un panorama preocupante

La relación entre las hipotecas y los préstamos al consumo para coche revela un patrón de vulnerabilidad creciente. La necesidad de movilidad y vivienda se convierte en una trampa financiera para quienes no tienen recursos suficientes para afrontar ambas inversiones.

Desde el sector bancario ya se han empezado a escuchar voces que piden una revisión del modelo de concesión de créditos, integrando la visión global del cliente. “No se trata solo de si puede pagar hoy la cuota, sino de si podrá seguir haciéndolo si sube el Euríbor o si pierde el empleo”, señala una fuente del sector.

Mientras tanto, las asociaciones de consumidores alertan de que, si no se toman medidas, podríamos ver un repunte de los impagos similar al de los años posteriores a la crisis de 2008, aunque en esta ocasión con un rostro distinto: familias ahogadas no por la hipoteca, sino por la suma de pequeñas deudas que, combinadas, resultan inasumibles.

Una advertencia que debería encender todas las alarmas. Porque cuando tener casa y coche pasa de ser un símbolo de bienestar a una carga insostenible, no estamos hablando solo de finanzas: estamos hablando del futuro de toda una generación.



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