ya han caído las cuatro torres de iluminación

ya han caído las cuatro torres de iluminación



Hasta enero de 1981 se remonta la historia de las cuatro torres de iluminación de La Romareda, las que han marcado el paisaje del barrio de Universidad en los 41 últimos años. La elección de Zaragoza como sede del Mundial 82 hacía necesario mejorar el estadio, y entre las renovaciones se incluyó un presupuesto de 82 millones para alzar cuatro torres de iluminación de 56 metros de altura cada una (45 metros de torre azul y 10 metros de parrilla blanca), 20 metros más de los que existía entonces. Con ello se triplicaría la iluminación, un factor imprescindible para las retransmisiones a color. Cada torre iba a tener 65 proyectores con 350 vatios.

La primera torre de iluminación se levantó en junio de 1981. El 14 de agosto, la instalación se había completado y el perfil urbanístico en altura se han mantenido inalterable hasta esta semana, en la que las cuatro torres han caído, con un complejo proceso de retirada de la instalación. 

En contadas ocasiones se actuó en las torres de iluminación mientras el Real Zaragoza jugó en la vieja Romareda. En agosto de 2016, se utilizó una grúa de grandes dimensiones para solucionar problemas de oxidación en la estructura, tras 34 años de uso. Se revisaron las cuatro torres, en cuatro fines de semana consecutivos. 

En 2022 se instalaron focos de nueva generación, que se usan ahora en el Ibercaja Estadio y que retornarán al Ibercaja Romareda en 2027, cuando se inaugure en nuevo campo. Costaron 142.000 euros. Con el sistema ArenaVision LED gen3.5, ofrecen una «innovadora» solución de iluminación Led que cumple con los estándares de transmisión televisiva más recientes. Están diseñados exclusivamente para espacios deportivos y de usos múltiples, y la luz que proyectan es visible a 25 kilómetros de distancia. 

Las icónicas torres de iluminación de La Romareda eran reconocidas por los aficionados blanquillos y por los que no lo son. Primero por su altura, 56 metros, visibles desde buena parte de Zaragoza, y por su proximidad al Parque Grande José Antonio Labordeta y a los hospitales Miguel Servet y Clínico, por el que antes o después pasan todos los ciudadanos.

La retirada de las torres comenzó el martes y en menos de una semana se ha completado. Se buscó discreción mediática al ser un procedimiento muy complejo. Para llevarlo a cabo se trajo desde Galicia un camión con una grúa autopropulsada y una plataforma elevadora de 90 metros de altura, que entró en la ciudad a las seis de la madrugada para no afectar al tráfico. 

El maestro soldador vino también de Galicia, ex profeso. La estructura se cortó de forma irregular, en zigzag, para evitar que se venciera cuando se estaba haciendo. Cada una de las piezas pesaba unas 18 toneladas y la grúa fue tensando los amarres conforme se avanzaba en el corte. 

La primera torre que se desmontó fue la del paseo de Isabel La Católica frente a los Porches del Audiorama, Se siguió, después, con la retirada de las torres noroeste y suroeste, cercanas a la plaza Eduardo Ibarra; dejando en último lugar el derribo de la estructura de la esquina sureste, en la calle Jerusalén con el paseo de Isabel La Católica.

Este domingo por la mañana, nada quedaba ya de las icónicas torres de iluminación de la vieja Romareda, que en unas semanas pasará a ser historia.



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