Wall Street rompe récords y el S&P 500 desata la euforia ¿o el peligro?

Wall Street rompe récords y el S&P 500 desata la euforia ¿o el peligro?



Wall Street rompe récords: la subida más rápida de la historia del S&P 500 desata la euforia ¿o el peligro?

S&P 500 y Nasdaq cerraron ayer marcando nuevos máximos anuales e históricos mientras el Dow Jones, aunque más rezagado, apunta a un escenario de subida libre. Si la volatilidad ya se había instaurado en las bolsas cuando,  el pasado 3 de abril,  Trump anunció una política de “aranceles” contra el mundo, y tras el recrudecimiento de la guerra entre Israel e Irán el pasado 13 de junio, lo cierto es que la buena marcha en la negociación comercial entre EEUU y el resto de países – a excepción de Canadá – y el alto al fuego, intervención de Estados Unidos mediante, parece que cambia el escenario. 

Sobre los aranceles, las bolsas han recibido con optimismo el acuerdo con China aunque todavía hay muchas dudas sobre cómo terminará el tema, especialmente en la que hace referencia a la Unión Europea. “En principio, deberíamos salir de dudas la próxima semana, ya que el día 9 de julio acaba el plazo de 90 días establecido por el presidente estadounidense, Donald Trump, para cerrar nuevos acuerdos comerciales con sus socios. En ese sentido, cabe destacar que en este periodo de tiempo EEUU únicamente ha formalizado un acuerdo con el Reino Unido. Todo parece indicar que la Administración Trump está por la labor de alargar los plazos con los países/regiones que estén negociando de “buena fe” A lo largo de esta semana  se aclarará algo el escenario, para bien o para mal, con el consiguiente impacto en los mercados financieros mundiales”, dicen los expertos de Link Securities.

Con la guerra en Oriente Medio por el momento “paralizada” , el otro foco que está dando alas a la bolsas es la expectativa de que la Reserva Federal (Fed) va a recomenzar el proceso de bajadas de tipos de interés en breve espacio de tiempo, lo que se está dejando notar en la cotización del dólar, que se ha situado a su nivel más bajo en tres años. Y también en las bolsas. 

El S&P 500 ha subido un 27% desde que tocó su mínimo del año el 7 de abril, cerrando el pasado viernes en su máximo histórico por primera vez desde el 19 de febrero. “Estos 89 días de negociación entre los mínimos de abril y el pasado viernes, marcan la recuperación más rápida de la historia en el S&P 500 después de haber sufrido una caída de al menos el 15%. Lo cual rompe el récord anterior de 90 días establecido en 1998. En comparación, en 2020, el S&P 500 tardó 125 días en alcanzar un nuevo máximo histórico. Además, el S&P 500 ha obtenido una rentabilidad del 10% en lo que va del segundo trimestre, y va camino de registrar su mejor rendimiento trimestral desde el primer trimestre de 2024”, dice Manuel Pinto, estratega de mercados. 

Además, con las acciones cotizando a 22 veces los beneficios en los próximos 12 meses, la valoración del S&P 500 está muy por encima de su promedio de 10 años de 18,6 veces. “Las grandes tecnológicas del S&P 500 vuelven a liderar los avances del índice en las últimas semanas, lo cual vuelve a mostrar la fragilidad que tiene EEUU ante la posible caída de algunas empresas a nivel particular”, dice Pinto. 

Desde un punto de vista técnico, ¿se pueden mantener las subidas? El Dow Jones “registró una última vela semanal de impacto, logrando superar al cierre el área de resistencia comprendida en torno a los 42.801 / 42.500 puntos, movimiento respaldado por (i) un incremento en la actividad de contratación y (ii) corte alcista del MACD semanal respecto a su banda neutral o cero. De este modo, la curva de precios allana el camino para plantear como contexto más probable superar y consolidar por encima de los actuales máximos anuales e históricos, identificados en los 45.073 puntos, permitiendo al índice entrar en modo “subida libre”. Por su parte, no contemplaremos un aumento significativo de la debilidad técnica del índice mientras no asistamos a cierres semanales bajo los 41.354 puntos”, dice José Antonio González, director de análisis técnico de Estrategias de inversión. 

Por su parte, el S&P 500 terminó también el pasado viernes con nuevos máximos anuales e históricos por encima de 6147 motivos, “movimiento de ruptura con aumento en la actividad de contratación. Por su parte, el oscilador MACD semanal no acumula lecturas compatibles con sobrecompra extrema, lo que le aporta mayor margen de avances a medio plazo. Mientras no asistamos a la perforación a cierre semanal de los 5.765 puntos, entenderemos que el sentimiento de los inversores no se estará viendo modificado de manera importante”, dice González. 

El NASDAQ 100 logró terminar la pasada semana por encima de máximos anuales e históricos previos, los 22.220 puntos, logrando entrar en “subida libre” en un contexto en el que “las lecturas proporcionadas por el oscilador de momento MACD semanal quedan lejos de acumular extrema sobrecompra, aportando potencial alcista a la tecnología norteamericana a medio plazo. Mientras no asistamos a la perforación del gap o hueco alcista –soporte- identificado a la altura de los 20.613 puntos a cierre semanal, no consideraremos un contexto de debilidad importante en el índice bajo estudio”, dice el experto de Estrategias de inversión. 

Por último, si observamos el universo de small caps, el universo al que todos apuntan como “el gran beneficiado” de las políticas arancelarias de Trump, en el año acumula un comportamiento negativo del -2,6% y, sólo en el último mes, ha conseguido recuperar en torno a un 5%. Bajo un prisma técnico, “consolida cierres semanales por encima de la directriz decreciente que parte desde los máximos de 2024, movimiento que le permite seguir amenazando la viabilidad del área de techos o resistencias intermedias comprendidas en torno a los 2.231 / 2.205 puntos, área que es aproximación al 61,8% de Fibonacci. La superación de dichas referencias habilitarían la proyección de nuevos objetivos al alza rumbo al siguiente máximo decreciente identificado a la altura de los 2.369 puntos, cota que es el paso previo a atacar los máximos del año 2024 de los 2.537 puntos. Por su parte, no asistiremos a un deterioro técnico de importancia mientras no asistamos a cierres semanales por debajo de los 1.993 puntos”, concluye González. 

De cara a la segunda parte del año, aunque parece que la incertidumbre se ha reducido en torno a los aranceles, y EEUU podría firmar hasta 10 nuevos acuerdos en las próximas fechas, el propio Bessent dijo el viernes que unos 20 países que no lleguen a acuerdos para el próximo miércoles 9 de julio podrían seguir negociando, pero verían sus tasas arancelarias volver a la tasa más alta del 2 de abril o permanecer en el 10% si se considera que están negociando de buena fe. 

La subida en la inflación de los próximos meses será una de las consecuencias que pueda tener esta guerra arancelaria. “Nosotros creemos que todavía las empresas no han repercutido los precios a los consumidores, lo cual podría mostrar este trimestre que los márgenes son más estrechos”, dice Pinto. 

Cabe recordar además que Estados Unidos perdió en mayo la máxima nota crediticia de la última agencia de rating que otorgaba su deuda entre las mejores del mundo, en medio de la creciente preocupación de los inversores por el aumento de su deuda. “Mientras tanto, se espera que el nuevo proyecto de ley añada billones de dólares a la deuda en los próximos años, impulsando al alza la rentabilidad de los bonos. Por otro lado, las consecuencias que pueda tener en el crecimiento de los activos financieros de riesgo puede incrementar la brecha de la desigualdad en EEUU”.

El activo que no levanta cabeza es el dólar, que cotiza en mínimos de los tres últimos años. El déficit fiscal, la guerra comercial, la incertidumbre sobre la sucesión de Jerome Powell en la Reserva Federal y la independencia del organismo están afectando negativamente en la divisa estadounidense. Si analizamos el comportamiento desde 1999 de algunos activos en los 12 meses posteriores al momento de cuando el dólar baja un 10%, comprobamos que el oro sube un 25%, las acciones de emergentes un 29%, los bonos americanos un 15% y las acciones americanas un 11%. Pero esa es otra historia. 

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