¿Una burbuja silenciosa o el próximo boom? Así se cotiza el poder de las tierras raras

¿Una burbuja silenciosa o el próximo boom? Así se cotiza el poder de las tierras raras



Las tierras raras son un grupo de 17 elementos químicos esenciales para la fabricación de componentes en sectores clave como las energías limpias, las baterías, la defensa y la alta tecnología. Las aplicaciones son amplias pero en términos de volumen la fabricación de imanes permanentes y de catalizadores suponen la mitad de la demanda global de tierras raras. A pesar de su nombre, no son escasos en términos absolutos, pero sí están dispersos en minerales complejos, lo que dificulta su extracción desde el punto de vista técnico, medioambiental y económico.

China lidera con claridad el mercado de tierras raras, no solo en producción, sino también en refinado, una ventaja que ha construido durante décadas gracias a sus reservas, inversión sostenida y estándares ambientales más laxos. Esta posición dominante, como subraya Santiago Mateo Yanguas, Director de Equity Europa en Caixabank AM, ha sido utilizada estratégicamente en el pasado en contextos geopolíticos, generando una dependencia global significativa en sectores clave como la transición energética, la electrónica avanzada y la defensa.

A pesar de los intentos por diversificar la producción con actores como EEUU, Australia o India, la alta concentración en China eleva la volatilidad de los precios y expone a los inversores a riesgos geopolíticos, regulatorios y tecnológicos. Aunque se están implementando políticas para reducir esta dependencia, su impacto real sobre el mercado aún está por determinar.

Los precios de las tierras raras han sido históricamente volátiles, muy influenciados por factores geopolíticos y desequilibrios en la oferta. Gabriel Justiniano, analista de fondos de Tressis, trae un ejemplo clave, que fue la crisis de 2010–2011, cuando las restricciones de China dispararon los precios, lo que motivó a otros países a buscar fuentes alternativas. Sin embargo, al relajarse las restricciones, los precios cayeron rápidamente.

Más recientemente, la demanda creciente por parte de sectores como los vehículos eléctricos o las energías renovables impulsó los precios al alza, aunque entre 2022 y 2023 se produjo una corrección por exceso de inventarios. Por lo que, Gabriel Justiniano señala que “a medio y largo plazo, se espera una revalorización moderada pero sostenida, impulsada por la expansión estructural de industrias estratégicas y por los esfuerzos globales para diversificar proveedores y reforzar cadenas de valor”.

¿Podríamos estar ante una nueva burbuja?

Desde Tressis lo tienen claro: el mercado de tierras raras no está en una burbuja, pero sí presenta episodios de alta volatilidad, impulsados por factores como las restricciones a la exportación desde China”. A diferencia de otros ciclos de materias primas como el litio o el uranio, este mercado es menos accesible al capital especulativo, ya que muchos elementos no cotizan en mercados organizados. Además, el principal cuello de botella no es la extracción, sino el refinado, controlado en gran medida por China.

La demanda, por otro lado, es amplia y diversificada según Gabriel Justiniano, ya que las tierras raras son esenciales en sectores como la energía eólica, los vehículos eléctricos, la defensa o la tecnología médica. “Esto le da al mercado una base estructural más sólida y resiliente que la que podría percibirse a primera vista”.

Retos y riesgos regulatorios

La cadena de suministro de tierras raras, según Tressis, presenta desafíos estructurales que impactan tanto a productores como a inversores. 

Uno de los principales obstáculos es la elevada concentración geográfica, especialmente en el refinado, donde China domina con más del 90% del total, según el informe Global Critical Minerals Outlook 2025 de la AIE. Además, Gabriel Justiniano afirma que los procesos de extracción y procesamiento son técnicamente complejos, costosos y con un alto impacto ambiental, lo que dificulta la entrada de nuevos actores. Estas barreras generan cuellos de botella en la cadena de valor y añaden incertidumbre para los inversores, que quedan expuestos a una elevada volatilidad de precios y a riesgos geopolíticos”.

Mientras que desde Caixabank AM observan también como el principal riesgo del mercado de tierras raras la alta concentración de la producción en China, que ya ha utilizado esta posición como herramienta geopolítica, generando fuerte volatilidad en los precios. A esto se suman, tal y como dice Santiago Mateo Yanguas, riesgos derivados de la inestabilidad en países productores secundarios como Birmania o Rusia, así como factores regulatorios y medioambientales en regiones con normativas más exigentes.

Además, en el plano tecnológico, el avance en reciclaje o en materiales sustitutivos podría reducir la demanda a largo plazo. “Y aunque se están promoviendo políticas para diversificar la producción global, una mayor oferta también podría ejercer presión bajista sobre los precios en el medio plazo.

¿Qué tipo de inversor es el más adecuado y cómo hacerlo?

La inversión en tierras raras está orientada a perfiles profesionales con alta tolerancia al riesgo y es especialmente relevante para quienes buscan exposición a megatendencias como la transición energética o la defensa. 

Teniendo en cuenta esto, desde Caixabank AM observan que en carteras diversificadas, pueden actuar como activo temático satélite, aportando exposición a sectores estratégicos y funcionando también como cobertura geopolítica o apuesta táctica ante disrupciones de mercado. Se recomienda una asignación moderada, entre el 1% y el 5% de la cartera.

En este sentido, existen diversas vías para obtener exposición a tierras raras, cada una con distintos niveles de riesgo y liquidez:

  • Acciones de empresas mineras: como MP Materials (EE. UU.) o Lynas Rare Earths (Australia), que extraen y procesan estos elementos.
  • ETFs temáticos: como el VanEck Rare Earth/Strategic Metals ETF o el Global X Lithium & Battery Tech ETF, que ofrecen diversificación sectorial.
  • Exposición indirecta: a través de compañías que dependen del uso de tierras raras, como fabricantes de vehículos eléctricos, turbinas eólicas o electrónica avanzada.

“Actualmente, no existe un mercado de futuros desarrollado para tierras raras como ocurre con otros metales industriales, lo que limita las opciones de cobertura o especulación directa”.

Ahora bien, tal y como avisan desde Tressis, invertir en pocas empresas del sector de tierras raras implica un riesgo elevado por falta de diversificación, ya que se concentra la exposición en el desempeño de compañías concretas. En cambio, los ETFs ofrecen una alternativa más diversificada, al incluir distintas etapas de la cadena de valor, desde la minería hasta la fabricación de componentes. Esta amplitud permite distribuir el riesgo, lo que es clave en una gestión de cartera eficiente.

Perspectivas, rol y oportunidades de inversión

Las tierras raras seguirán desempeñando un papel clave en la transformación industrial global, impulsadas por la expansión de sectores estratégicos como la transición energética, la movilidad eléctrica, la defensa y la tecnología avanzada. Sin embargo, a diferencia de activos como el oro, no pueden considerarse refugios en tiempos de incertidumbre. Su valor depende de la demanda industrial, su liquidez es limitada y su producción está altamente concentrada, lo que introduce una dosis significativa de riesgo geopolítico. Por tanto, tal y como señala Santiago Mateo Yanguas de Caixabank AM, el comportamiento futuro de estos materiales estará condicionado por factores como la evolución tecnológica, las tensiones comerciales y las políticas públicas orientadas a asegurar el suministro.

Conscientes de su vulnerabilidad, tanto la Unión Europea como Estados Unidos están desplegando estrategias para reducir su dependencia del dominio chino. En este sentido, Gabriel Justiniano de Tressis, señala que la Critical Raw Materials Act de la UE marca un hito en la construcción de una cadena de suministro más autónoma, fijando objetivos de extracción, procesamiento y reciclaje para 2030. En paralelo, EEUU está reactivando activos clave como la mina de Mountain Pass y promoviendo nuevas iniciativas. Estas políticas no solo buscan garantizar el acceso a recursos críticos, sino también estimular el desarrollo de industrias locales, lo que puede favorecer un entorno de inversión más equilibrado y menos expuesto a disrupciones externas.

En este contexto, las tierras raras ofrecen oportunidades relevantes para los inversores que busquen exposición a megatendencias industriales, siempre que lo hagan desde una estrategia diversificada y a largo plazo. Los vehículos que permiten invertir en distintas fases de la cadena de valor, desde la extracción hasta la fabricación de componentes, ayudan a mitigar los riesgos específicos de cada etapa. Asimismo, el avance del reciclaje y la aparición de nuevos actores fuera de China abren nuevas ventanas de inversión. La clave está en adoptar un enfoque paciente y bien fundamentado, capaz de adaptarse a un entorno marcado por la innovación, la regulación y la evolución de la demanda global.

En resumen, las tierras raras son clave para la transformación tecnológica y energética, pero no deben verse como un activo refugio. Su inversión exige prudencia, diversificación y visión a largo plazo, dada su alta volatilidad y concentración geográfica. Para perfiles con tolerancia al riesgo, pueden ser una apuesta táctica dentro de una cartera bien estructurada.

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