Tubos Reunidos pierde 28 millones hasta junio por la guerra comercial
La guerra arancelaria desatada por Donald Trump golpea con fuerza a la industria vasca y devuelve a números rojos a Tubos Reunidos, tras tres ejercicios … consecutivos cerrando en positivo. El fabricante alavés de tubos de acero sin soldadura ha registrado unas pérdidas de 28,4 millones de euros en el primer semestre de 2025, arrastrado por el impacto directo de los aranceles del 50% impuestos por Estados Unidos a las importaciones de acero y aluminio. La medida ha provocado la paralización de pedidos, cancelaciones de clientes y un desplome del 26% en la cartera comercial.
Pese a que la facturación creció un 19%, hasta alcanzar los 205,8 millones de euros, el deterioro del contexto internacional, la depreciación del dólar y el aumento de la presión sobre precios han terminado por erosionar los márgenes y comprometer la rentabilidad del grupo. El impacto de los aranceles sobre el Ebitda se estima en 15 millones de euros, dejando el resultado operativo semestral en negativo.
Tubos Reunidos reconoce en su nota de prensa que está adaptándose a esta «incierta realidad», marcada por el nuevo escenario arancelario. El acuerdo sellado anoche entre Donald Trump y Ursula von der Leyen confirma la continuidad de los aranceles del 50% sobre el acero europeo, lo que obliga a la compañía vasca a reorientar su estrategia comercial y buscar alternativas fuera del mercado estadounidense. En este contexto, la empresa ha comenzado a impulsar su presencia en países como Canadá, India y Arabia Saudí, al tiempo que refuerza su posición en Europa con la apertura de una nueva oficina comercial en Alemania.
Además de diversificar mercados, la compañía ha puesto en marcha medidas de ajuste para contener costes y preservar su posición financiera. Durante el primer semestre ya aplicó un ERTE en su planta de Iruña de Oca, con un nivel de incidencia de hasta el 50%, y ha anunciado la puesta en marcha de un nuevo expediente en la fábrica de Amurrio, que estará vigente entre el 1 de septiembre de 2025 y el 28 de febrero de 2026. La decisión responde a la caída de la demanda y la necesidad de adaptar los ritmos de producción a una cartera de pedidos debilitada.