Stellantis se apea de los coches de hidrógeno y descarta que sean rentables en esta década
Como sucedió hace más de 20 años ya con la electricidad, España y Portugal quieren crear un mercado ibérico conjunto del hidrógeno renovable. Pusieron la primera piedra con la creación de un índice de precios a finales de 2024. El MIBGAS IBHYX nace de una fórmula matemática porque no existe todavía oferta y demanda suficiente para casar las tarifas y es, más bien, una orientación de lo que pediría un productor para ser rentable, teniendo en cuenta los costes.
Su primer precio fue de 5,85 euros por kilogramo (148,36 euros por megavatio hora) y en ese nivel se ha mantenido hasta principios de este mes, cuando el indicador subió por encima de los 6 euros. En paralelo, tanto el Gobierno como las autoridades comunitarias se están esforzando por inyectar fondos a los proyectos más fuertes de generación a gran escala de este oro verde, que parece desarrollarse a mucha menor velocidad de la esperada. Stellantis se une a los que dudan de una viabilidad a medio plazo, al menos en la movilidad.
En plena reorganización interna para espantar la crisis de negocio que le acecha en algunos de sus mercados más relevantes, el gigante de la automoción anunció ayer que se baja del hidrógeno. Al menos por ahora. La compañía «interrumpe» su programa de desarrollo de la tecnología de celdas de combustible de hidrógeno «debido a la disponibilidad limitada de infraestructura de repostaje de hidrógeno, los altos requisitos de capital y la necesidad de incentivos de compra más sólidos para los consumidores». Y descarta dar marcha atrás próximamente. La compañía «no anticipa la adopción de vehículos comerciales ligeros propulsados por hidrógeno antes del final de la década». En 2024 abrió la puerta la producción en Vigo de las K9 con hidrógeno.
Sin nueva gama
La primera consecuencia es que no se lanzará la nueva gama de vehículos Pro One con hidrógeno este año. Estaba previsto iniciar su producción en serie este mismo verano en las plantas de Hordain (Francia), donde se fabrican las vans de tamaño mediano; y en Gliwice (Polonia), para las grandes. Sus prioridades son otras en este momento.
El propio responsable de Stellantis para la región europea, Jean-Philippe Imparato, recuerda que el grupo «se está movilizando para responder a las exigentes regulaciones de CO2 en Europa». «El mercado del hidrógeno sigue siendo un segmento de nicho, sin perspectivas de sostenibilidad económica a medio plazo —añade—. Debemos tomar decisiones claras para asegurar nuestra competitividad y cumplir con las expectativas de nuestros clientes con nuestra ofensiva de vehículos eléctricos e híbridos de pasajeros y comerciales ligeros».
Stellantis avanza que los empleados que ahora mismo se dedicaba a tareas de I+D vinculadas al hidrógeno «serán redirigidos a otros proyectos». ¿Y qué pasará con Symbio, la empresa conjunta de vehículos de hidrógeno con Michelin y Forvia SE? La compañía detalla solo que se han iniciado las conversaciones con sus socios «para evaluar las consecuencias actuales del mercado y preservar los mejores intereses» de la joint venture. Tras el anuncio, la cotización de Stellantis en la Bolsa de Milán cerró ayer con una intensa caída de más del 6%.
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