Soltec presentará esta semana su plan de reestructuración tras un pulso con la banca
Soltec está terminando su plan de reestructuración, agotando los plazos, para presentarlo al juez esta semana tras recabar el apoyo del grueso de los acreedores y evitar el concurso. La empresa de renovables ha tenido un pulso con la banca. Ya ha conseguido convencer a las grandes entidades de apoyar un plan que implica quitas de deuda, a la vez que mantener el apoyo a través de nuevos avales, con la venta del grueso de la empresa al fondo DVC. Ahora, quiere convencer a bancos medianos y pequeños para evitar futuras impugnaciones, lo que ha derivado en que varias entidades hayan recurrido la formación de clases para mejorar su posición en el reparto de esfuerzos, según fuentes del mercado.
El Juzgado de lo Mercantil nº2 de Murcia que tramita la reestructuración de Soltec ha dado la razón a varios acreedores de la compañía y ha reducido el número de clases en los que había dividido a sus acreedores, según consta en la sentencia a la que ha tenido acceso El Confidencial. Algunos bancos como Unicaja, Ibercaja, Cajamar y Pichincha, y otros acreedores como Total Energies, Sawaria Pipes o Tecnologías de Control y Accionamiento, impugnaron la propuesta hecha por Soltec, que dividía a los acreedores en 10 clases, y ha acordado reducirlo a ocho clases.
Inicialmente, la propuesta de Soltec establecía tres clases para los acreedores privilegiados, otras tres clases para los acreedores financieros ordinarios, dos clases para deudas comerciales (una de ellas para pymes) y otras dos clases para los acreedores subordinados. Dicha propuesta se ha hecho con contradicción previa para evitar impugnaciones posteriores por la formación de clases, ya que suele ser el elemento más controvertido en las reestructuraciones complejas. Por esta vía, los acreedores podían impugnar antes, pero la decisión del juez al respecto ya no puede ser recurrida. Sí podría haber impugnaciones al plan de reestructuración por otros motivos, como esfuerzos desproporcionados, algo que quiere evitar la empresa, que impondrá quitas mayores a los bancos que no garanticen avales.
Los acreedores han cuestionado varias de las divisiones, pero el juez solo les ha dado la razón en lo que respecta a la separación en tres clases diferentes de los acreedores privilegiados, que son los que tienen garantías reales. La primera clase privilegiada incluye una línea de crédito revolving sindicada, la segunda clase una línea de avales revolving sindicada con avales ejecutados y la tercera clase esa misma línea de avales revolving donde no se han ejecutado avales.
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Europa Press
El juez recuerda que hay casos en los que se ha permitido la separación de los acreedores con créditos privilegiados en diferentes clases, pero se trata de algo excepcional que debe justificarse de forma adecuada, algo que considera que no ha ocurrido en este caso. En concreto, el juez explica que la solicitud de confirmación de clases instada por Soltec no ha ido acompañada del plan de reestructuración —no está obligada a adjuntarlo—, por lo que no puede “conocer las razones o justificaciones para autorizar una formación de clases de créditos con privilegio especial del tipo que se propone”.
Blindar la división de acreedores en diferentes clases es fundamental a la hora de sacar adelante un plan de reestructuración. La ley establece que para lograr la homologación de un plan es necesario el apoyo de una mayoría simple de clases entre las que se incluya una con créditos con privilegio especial o bien una clase que pueda presumirse que hubiese recibido algún pago tras una valoración de la deudora como empresa en funcionamiento. La confirmación judicial de las clases de forma previa a la homologación impide que pueda ser atacada posteriormente por cualquiera de las partes. Los bancos y acreedores impugnantes están asesorados en el proceso por Vaciero, Ramón y Cajal y Toda & Nel-lo.
Con este paso, la reestructuración y, por lo tanto, la continuidad de Soltec evitando la quiebra está más cerca. El 27 de marzo, el juez concedió una segunda prórroga de preconcurso (algo no contemplado en la norma, pero que están haciendo varios jueces), que expiró el 27 de junio. Ahora, hay un mes de gracia para que la empresa presente su solución o solicite el concurso. Soltec tiene previsto presentar esta semana el plan de reestructuración al juez con los apoyos necesarios. De hecho, podría ser el mismo viernes 25 de julio, que no es fiesta en Murcia, último día laborable para cumplir el plazo. Después, necesitará la homologación del juez y que la junta de accionistas, que se prevé convocar en agosto, lo refrende.
El plan está condicionado a que se mantengan avales por valor de 50 millones, necesarios para que la energética aspire a desarrollar proyectos en marcha y obtener nuevas licitaciones. A la vez, hay quitas de deuda importantes para las entidades, de hasta el 60%, y recalendarización de pagos. Los bancos pidieron más garantías a cambio de elevar el riesgo con Soltec y no cortar el grifo, para poder contar con el apoyo de sus comités de riesgos. CaixaBank mostró sus dudas, pero según fuentes del mercado, ya está conforme. También Santander y BBVA. Quedan por afinar algunos detalles con bancos medianos y con otros acreedores, que han mejorado su posición tras impugnar la formación de clases. La reestructuración también supone la venta del 80% del capital de la matriz, con dilución de sus accionistas, a DVC Partners (antiguo Springwater), tal y como avanzó este medio. El fondo inyectará 30 millones de euros y se compromete a buscar otros 15 millones en forma de deuda.
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La empresa, que ya ha cedido activos a Incus para reducir su deuda con el fondo, y presentó pérdidas de 205 millones en 2024 (frente a los 23,4 millones perdidos en 2023), prevé hacer un expediente de regulación de empleo (ERE) para reducir costes y elevar ingresos con nuevos contratos para asegurar su viabilidad. Desde el 26 de septiembre está suspendida de cotización en bolsa, con una capitalización de 145 millones, que llegó a ser de 1.000 millones en 2020.
La reestructuración está condicionada a que la deuda bruta de Soltec no supere los 240 millones —116 millones en la división industrial y 124 millones en energía, con un importe de 74 millones de un préstamo de Incus—, y una liquidez mínima de 43 millones. Mientras que el importe de la deuda neta no debería superar los 208 millones. El calendario supondría un pago máximo inicial de 23 millones y el resto se amortizaría en los seis años siguientes desde diciembre de 2026, con una quita del 60% sobre cualquier garantía vigente.
La banca se juega 250 millones. Además, ha contado con líneas de crédito de 200 millones en los últimos meses. CaixaBank cuenta con 55 millones; Santander, con 41,6 millones; Bankinter, con 18 millones; Banca March, con 15 millones; y BBVA y Sabadell, con 14 millones en cada caso. El ‘pool’ bancario se completa con Unicaja (nueve millones), Ibercaja (ocho millones), Deutsche Bank (siete millones), Cajamar (6,4 millones), Banco Pichincha (seis millones) y Banco Cooperativo (seis millones).
Soltec trabaja con Cuatrecasas como asesor jurídico y con KPMG como financiero, y ha contratado a Crowe para asesorar al consejo. Por su parte, los grandes bancos trabajan con A&O Shearman y con Deloitte. Bancos medianos y pequeños, y otros acreedores, trabajan con Vaciero, Ramón y Cajal y Toda & Nel-lo. El juez, a propuesta de la empresa, tras consensuarlo con los bancos, nombró experto en la reestructuración a Auren.
Soltec está terminando su plan de reestructuración, agotando los plazos, para presentarlo al juez esta semana tras recabar el apoyo del grueso de los acreedores y evitar el concurso. La empresa de renovables ha tenido un pulso con la banca. Ya ha conseguido convencer a las grandes entidades de apoyar un plan que implica quitas de deuda, a la vez que mantener el apoyo a través de nuevos avales, con la venta del grueso de la empresa al fondo DVC. Ahora, quiere convencer a bancos medianos y pequeños para evitar futuras impugnaciones, lo que ha derivado en que varias entidades hayan recurrido la formación de clases para mejorar su posición en el reparto de esfuerzos, según fuentes del mercado.








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