¿Si compré la casa antes de casarme y me divorcio es solo mía?, Laura Lobo, abogada de familias, lo aclara
Los divorcios están rodeados de creencias populares que, con el tiempo, se han convertido en auténticos mitos. Sin embargo, muchos de ellos no tienen ningún fundamento legal. Así lo explica Laura Lobo, abogada especializada en Derecho de Familia, quien a través de su canal de Instagram se ha dedicado a desmentir las falsas creencias más comunes sobre los procesos de separación y divorcio.
Mitos sobre el divorcio
Uno de los errores más extendidos es que la custodia de los hijos siempre se la queda la madre. “Eso es totalmente falso”, afirma. De hecho, según los últimos datos del INE correspondientes a 2024, se acordaron más custodias compartidas que custodias exclusivas maternas. Esto refleja un cambio claro en los criterios judiciales y en la mentalidad social. Eso sí, la custodia compartida no es automática: debe solicitarse expresamente y justificarse que es viable para garantizar el bienestar de los menores. Los jueces ya no se inclinan por una fórmula estándar, sino por la que mejor se adapte a cada caso.
“Si compré la casa antes de casarme, es solo mía”
El segundo mito que Laura Lobo desmonta es igualmente frecuente: “Si compré la casa antes de casarme, es solo mía”. Su respuesta es clara: falso también. Si bien el inmueble puede ser inicialmente de carácter privativo, todo puede cambiar si esa casa se convierte en la vivienda habitual del matrimonio y, además, se paga la hipoteca con dinero ganancial. En ese caso, parte de la vivienda pasará a formar parte de la sociedad de gananciales. “Una parte será tuya privativa, pero otra será ganancial. Por eso, hay que tener cuidado con el régimen económico matrimonial, porque podrías llevarte una sorpresa en el reparto de bienes”, explica.
Establecer claramente lo que es privativo y lo que es ganancial puede evitar conflictos largos y costosos en caso de divorcio.
Otro mito muy común es pensar que vivir muchos años juntos equivale legalmente a estar casados. Esta creencia puede resultar especialmente perjudicial para muchas parejas que, por desconocimiento, creen tener derechos que en realidad no les corresponden por no haberse casado. “Es falso que tengas los mismos derechos por el simple hecho de convivir, aunque sea durante muchos años”, señala Lobo. Ni siquiera la inscripción como pareja de hecho otorga los mismos derechos que el matrimonio. Aspectos clave como la pensión compensatoria o los derechos sucesorios solo se adquieren mediante el matrimonio.
Además, la abogada advierte que en caso de separación, las parejas de hecho no tienen derecho automático al uso de la vivienda familiar ni a una pensión compensatoria, salvo que exista un acuerdo previo o ciertas circunstancias muy específicas. Este desconocimiento legal puede dejar desprotegida a una de las partes, especialmente en relaciones de larga duración donde uno de los convivientes ha renunciado a su vida profesional para cuidar del hogar o de los hijos.
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