Laura Lobo, experta en herencias: «Estos son los tres errores más comunes al hacer testamento»
Cada vez más personas deciden dejar por escrito su voluntad para evitar conflictos entre herederos. El testamento es una de las herramientas legales más útiles para dar seguridad a la familia, pero redactarlo a la ligera puede tener consecuencias inesperadas. Lo que a primera vista parece sencillo, “mitad para cada hijo” o “todo para mi pareja», en la práctica puede generar líos administrativos, cargas fiscales inesperadas o incluso que el patrimonio termine en manos distintas a las que uno imaginaba.
En este contexto, hay tres errores que se repiten una y otra vez y que conviene conocer antes de firmar nada.
Error 1: pensar que basta con repartir la herencia
La mayoría de la gente que se anima a hacer testamento arranca con lo clásico: “la mitad para cada hijo” o “todo para X persona”. Sobre el papel parece sencillo, pero en la práctica puede convertirse en un problema. Si tus herederos son menores cuando fallezcas, la administración del patrimonio recaerá en el otro progenitor. Y puede que no sea la persona en la que tú habías pensado.
Lo mismo ocurre si decides dejar parte a tus nietos siendo aún menores: al final serán sus padres quienes gestionen esa herencia. Por eso es clave anticipar escenarios y escribir un testamento que evite situaciones indeseadas.
Error 2: olvidar que Hacienda también hereda
Un testamento no solo reparte bienes, también reparte facturas. Al recibir una herencia entran en juego dos impuestos: el de sucesiones y la plusvalía municipal si hay inmuebles.
Cada comunidad autónoma tiene sus bonificaciones, y a veces una planificación mínima en vida puede ahorrar mucho dinero después. Reordenar titularidades, donar ciertos bienes o prever legados específicos puede marcar la diferencia entre una herencia asumible o un quebradero de cabeza.
Error 3: creer que no puedes decidir nada
Existe la idea de que la ley lo ata todo de manos, que la legítima y los herederos forzosos impiden cualquier decisión. Y no es verdad. El ordenamiento permite herramientas como los legados, las sustituciones fideicomisarias o la designación de administradores para menores. Todo esto te da margen para moldear tu herencia según tu voluntad.
Lo que realmente limita a muchos es caer en el “testamento estándar” que no contempla nada más allá de un reparto genérico.
Cómo dejar un testamento a prueba de conflictos
A partir de aquí conviene escuchar a voces que lo ven en su día a día. En uno de sus vídeos, @lauraloboabogada advierte de que un testamento genérico rara vez recoge la verdadera voluntad de la persona. La clave, señala, está en prever consecuencias, planificar impuestos y conocer las figuras legales que amplían las decisiones disponibles.
- Define qué pasará si tus herederos son menores.
- Estudia las bonificaciones autonómicas para pagar lo justo en impuestos.
- Usa herramientas como legados o sustituciones para concretar tu voluntad.
- Elige administradores para menores con reglas claras y límites definidos.
- Actualiza el testamento tras nacimientos, separaciones, compras de vivienda o mudanzas.
Un testamento no es un papel para “salir del paso”. Es la herramienta que asegura que tu patrimonio cuenta la historia que tú querías contar. Y cuanto más pienses en los detalles hoy, menos sorpresas habrá mañana.












