La victoria de Sheinbaum en México amenaza con más intervencionismo
Recta final en las elecciones presidenciales de México. Casi 90 millones de mexicanos están llamados mañana a las urnas para elegir a la primera presidenta del país, ya que las dos candidaturas favoritas están encabezadas por mujeres.
Según los sondeos, la candidata que podría alzarse con la presidencia del país azteca es Claudia Sheinbaum, de la coalición oficialista Sigamos Haciendo Historia, formada por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), el Partido del Trabajo (PT), y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM). Su candidatura está aupada por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y tiene una visión muy continuista e incluso los analistas esperan que propicie más intervencionismo económico.
En concreto, esa parte del control de la economía por parte del Estado vendría hacia el sector energético. «Los inversores creen que Sheinbaum podría llevar a una Administración AMLO 2.0», dijo Gabriel Casillas, economista jefe para América Latina de Barclays.
Es cierto que, en vísperas de las elecciones, todavía no está claro hasta qué punto la candidata va a continuar con el apoyo de AMLO a las empresas energéticas estatales, frente a la inversión privada, y si se mantendrán las frías relaciones con los empresarios del país.
Al mercado le preocupa que haya más intervencionismo y por eso ven con cautela la victoria de Sheinbaum frente a la de su contrincante, la ingeniera de Xóchitl Gálvez de 61 años, a la que le saca 20 puntos en las encuestas y que tiene una visión más liberal.
Uno de los principales retos económicos a los que se enfrenta el país en el medio plazo es el aumentar su capacidad energética. Según los expertos consultados por elEconomista.es, deberían «triplicar» la inversión en energías renovablesdes en el medio plazo para hacer frente a toda la industria que les va a llegar a través del nearshoring de Estados Unidos.
Según las últimas cifras de la Comisión Federal de Electricidad, el gobierno de López Obrador invirtió 3.191 millones de dólares entre 2018 y 2024.
«Independientemente del resultado de las elecciones presidenciales, es necesario que el nuevo gobierno reevalúe no sólo el papel sino también los términos para incrementar la inversión privada en el sector energético», aseguró el analista principal de upstream para América latina de Wook Mackenzie, Adrián Lara.
Este panorama podría generar un nicho de inversión para el sector energético español, uno de los más fuertes del país. Pero el proteccionismo de López Obrador alejó bastante la inversión privada española del país. La inversión más grande de una española en territorio mexicano es la de 1.300 millones de euros de Iberdrola para proyectos de renovables durante los próximos tres años, lo que permitirá desarrollar en el país entre 1.000 y 1.200 MW. También se conocen inversiones de Cepsa y Repsol, pero son bastante residuales.
Iberdrola cuenta con una cartera en el país de 41 proyectos para desarrollar una capacidad de 9,7 GW y tiene 17 como prioritarios.
En su programa económico, Sheinbaum asegura que «no habrá aumento de los precios de los combustibles y de la energía». Un país cuya inflación interanual registrada en el mes de abril fue del 4,6%.
Por otra parte, la posible futura presidenta del país reitera que va a continuar con el modelo «humanista» del actual gobierno. Este modelo está basado en programas sociales que ayudaron a bajar la tasa de pobreza del 4,3% en 2018 al 36%, es decir, de 51 millones a 46 millones de personas, según cifras del Banco Mundial.
Al mismo tiempo, otra de las promesas que lleva consigo la candidata es la de subir el salario mínimo interprofesional (SMI). El objetivo es que alcance una tasa anual del 11%. La administración de AMLO subió el SMI hasta en seis ocasiones, siendo la del primero de enero la mayor subida, pasando de 12 dólares diarios a 15 dólares.
Más allá de la economía, otro reto es el de la seguridad y la lucha contra el narcotráfico.
Gane quien gane, el país necesita hacer una reforma fiscal
Pase lo que pase el domingo, lo que los expertos consideran es que la próxima presidenta de México tendrá que hacer una reforma fiscal «urgente» ante un menor ritmo de ingresos por la vía de impuestos y con los réditos del sector petrolero en caída. Por el lado del gasto, los pagos obligatorios.
El Instituto Mexicano de Contadores Públicos (IMPC) considera «necesaria» esta reforma tributaria, ya que el déficit fiscal del país alcanzará el 6% del PIB al cierre de este año y «bajarlo de golpe sería perjudicial para la economía».
Los expertos del IMPC creen que estas tasas de déficit público «es totalmente insostenible y pone en peligro la calificación soberana en un futuro».
Reiteran que con bajar el gasto «no es suficiente» para acortar el pasivo del Estado, sino que hay que establecer las condiciones necesarias para «crear un marco fiscal más competitivo» tanto del lado de los ingresos como de los gastos y «aprovechar el nearshoring«.
Ninguna de las dos candidatas a presidir el país habló de establecer una reforma fiscal. Sí que es cierto que Claudia Sheinbaum aseguró que estudiaría aumentar los impuestos al sector bancario si ganaba las elecciones. La candidata a presidir el país y favorita en los sondeos, aseguró que un tributo bancario del 5% «solo aumentaría los ingresos fiscales en 6 puntos básicos sobre el PIB». La candidata aseguró que este plan «estaría en una etapa inicial y probablemente entraría dentro de un plan más amolio para aumentar los ingresos fiscales durante el próximo mandato», aseguró la candidata.
Sheinbaum insistió en que este tipo de tasas a las entidades bancarias son «muy comunes» en toda la región. Tanto Brasil como Colombia las tienen.
Los bancos españoles en México controlan»cerca de un tercio del mercado bancario». Según los datos de la Comisión Nacional Bancaria de Valores de México, BBVA ronda el 24,3% del negocio de crédito en el país. El Banco Santander, por su parte, ocupa la tercera posición en cuanto a cuota de crédito en el país azteca, en total acumula el 13% del negocio crediticio.