La guerra sin cuartel entre Ryanair y Aena por las tarifas aeroportuarias

La guerra sin cuartel entre Ryanair y Aena por las tarifas aeroportuarias




Aena y Ryanair hace tiempo que no se entienden y los tiras y afloja empiezan a ser la tónica habitual. La aerolínea irlandesa quiere pagar menos al gestor por cada pasajero que lleva para sacar mayor rentabilidad a su operativa, pero este se niega a dar un trato de favor a Ryanair pese a que es su primer cliente y el de mayor presencia en hasta 18 aeropuertos de su red (datos de 2024). El último de los enfrentamientos viene precedido por la última subida de tasas aeroportuarias anunciada este verano por Aena, que encarecerá en 68 céntimos los billetes, un alza que no acepta el gigante de la aviación ‘low cost’, que también está en desacuerdo con la política de incentivos de la compañía que preside Maurici Lucena en los aeropuertos regionales.

El enfrentamiento viene de largo, pero se ha recrudecido en el último año y medio, después de que en marzo de 2024 Aena aumentara en 40 céntimos las tarifas aeroportuarias (las tasas que pagan los pasajeros en el billete por el uso de la infraestructura que este año ascienden a 10,35 euros) tras años de congelación por la pandemia. Ese anunció además coincidió con la puesta en marcha de un programa de incentivos para los aeropuertos con tráfico menor a los tres millones de pasajeros anuales muy distinto al plan que reclamaba la ‘low cost’, y que le trasladó en enero de ese año el consejero delegado de Ryanair, Michael O’Leary al ministro de Transportes, Óscar Puente y al presidente de Aena, Maurici Lucena, en el marco de una reunión mantenida entre el propio O’Leary y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez.

Desde entonces, las acusaciones de Ryanair contra Aena se han multiplicado. La aerolínea dice que la filial de Enaire tiene los aeropuertos regionales un 70% vacíos por no acceder a sus planes y se refiere a ella como una entidad «monopolística», que concentra la actividad en un puñado de aeropuertos y deja de lado al resto. En base a ello, la compañía quiere que el gestor traspase las infraestructuras menos rentables a las regiones, para así poder negociar las tasas directamente con ellas, sin impedimentos legales.

En un comunicado firmado por el presidente Lucena, Aena recordó ayer que no puede generar tarifas a medida de una aerolínea por una ley que aprobó el PP en 2014, que computa las tasas aeroportuarias como prestaciones patrimoniales públicas «Ni el Gobierno de España ni Aena pueden modificar a su antojo las tarifas aeroportuarias que la ley define porque cometerían una ilegalidad», se señaló en la misiva.

Lucena fue más allá y también acusó a la compañía irlandesa de lanzar embustes y de llevar a cabo los mismo métodos de presión en otros países europeos. «Si los aeropuertos españoles evolucionaran al son de las exigencias, el lloriqueo, los embaucamientos y la infumable estrategia de extorsión de Ryanair, a medio y largo plazo, los aeropuertos dejarían de funcionar bien (como lo hacen en la actualidad) y no serían sostenibles financieramente», apuntó. El presidente de Aena, también aseguró que la programación de la ‘low cost’ que tiene registrada el gestor para la temporada baja «es significativamente superior» a las cifras comunicadas ayer por Ryanair en la rueda de prensa en la que anunció la eliminación de un millón de asientos en los aeropuertos regionales. Eso sí, Lucena tampoco ofreció cifras concretas. «Es urgente que Ryanair aclare esta discrepancia cuantitativa», dijo.

En dicha rueda de prensa, el CEO de Ryanair, Eddie Wilson, arremetió ayer con dureza contra Aena tras anunciar un recorte histórico en los aeropuertos regionales. El directivo dijo que el gestor aeroportuario solo se preocupa por los grandes aeropuertos y aseguró que, de no poner incentivos, las infraestructuras regionales «cerrarán en unos años». Wilson también apuntó contra el ministro de Transportes, Óscar Puente, al que acusó de no conocer «cómo funciona la industria de la aviación en Europa». «Hay menos aerolíneas ofreciendo asientos, más competencia, y los países pelean por atraer la oferta. Tenemos un pedido de 300 aviones en marcha y la capacidad de ponerlos donde los precios son competitivos».



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