La amnistía y la OPA de BBVA y Sabadell rompen el idilio de Pedro Sánchez y la Comisión Europea
No ha sido una buena semana para el Gobierno de Pedro Sánchez en la UE. El presidente siempre ha encontrado en la agenda europea y en su sintonía con Ursula von der Leyen, acostumbrada a agradar a los jefes de Gobierno, que es al final con los que tiene que negociar cada propuesto u orientación que sale de la Comisión Europea. Desde que llegó a Moncloa, Sánchez siempre ha encontrado oxígeno en Bruselas, que ha puesto a España en numerosas ocasiones como el alumno aventajado en materia económica y, en su momento, también en la implementación del plan de recuperación de la pandemia, pese a las dudas que sembraba el Partido Popular.
Incluso con la mayor ofensiva de la derecha en Bruselas, donde intentaron doblegar a los socialistas con la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), el Ejecutivo encontró una cierta empatía por parte del gobierno comunitario, que evitó posicionarse más allá de alertar de las consecuencias del bloqueo en sus informes sobre el estado de derecho. Al final, la Comisión Europea actuó de árbitro en una inédita mediación para que PSOE y PP renovaran el organismo, que llevaba con su mandato caducado casi cinco años.








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