“Europa está en un punto óptimo para el crédito: crecimiento y calidad frente a EE. UU. y emergentes»

“Europa está en un punto óptimo para el crédito: crecimiento y calidad frente a EE. UU. y emergentes»



Konstantin Leidman recuerda que el high yield europeo ha recorrido un largo camino desde los años previos a la Gran Recesión: “Ha pasado de menos de 100.000 millones de euros a unos 400.000 millones tras la crisis de deuda soberana.” Para él, el atractivo actual no reside en “cazar” el mayor diferencial a cualquier precio, sino en capturar rendimientos totales ya interesantes: “No tiene sentido asumir más riesgo por unas décimas de spread. El objetivo es proteger el capital”.

Esa filosofía se traduce en una preferencia por modelos de negocio probados y flujos de caja estables: “Telecomunicaciones es un sector estable; y las instituciones financieras se benefician de la consolidación en Europa —España e Italia incluidas—, que elimina costes del sistema.”

El principal riesgo, nos dice sin rodeos, es de crédito: “El riesgo fundamental es el de impago.” Pero su diagnóstico para Europa es constructivo: “Hoy es muy difícil ver un epicentro de impagos en Europa”,  porque no se observan sectores con mala asignación de capital a gran escala.

Leidman es tajante: “La inversión pasiva en alto rendimiento simplemente no funciona.” La razón es matemática: “El high yield es suscripción de riesgo de crédito y hay asimetría: un error de crédito tiene mucho potencial de caída y poca recuperación.” En ese marco, “la diferencia entre evitar el impago o caer en él no la captura un índice.”

La ventaja, insiste, se construye con recursos y experiencia: “Nuestro equipo de alto rendimiento tiene 16 analistas con una media de 17 años de experiencia.” Ese músculo de investigación, unido a una rotación baja y alta convicción con horizonte de dos o tres años, es el núcleo de su enfoque.

El telón de fondo que ve para Europa es bueno: “Tipos y crecimiento en Europa están en un punto bastante bueno. No vemos la amenaza de inflación de la postpandemia ni desequilibrios que anticipen una recesión inminente.” En ese entorno, el repliegue de los bancos centrales es un aliado: “El fin del QE es una gran noticia: desplazaba a otros actores y comprimía diferenciales. El mercado asigna capital mejor que bancos centrales o gobiernos, y es positivo que se le devuelva ese papel.”

La hoja de ruta es clara:

  • Priorizar calidad y estabilidad: “Modelos probados y cash-flows robustos antes que perseguir el último punto de spread.”
  • No forzar la duración: “Duración corta —por debajo de tres años— para contener la sensibilidad a tipos.”
  • Alta convicción, baja rotación: “Horizonte de dos o tres años y pocas, pero buenas.”
  • Defensivos, pero oportunistas: “Mantener pólvora seca con un presupuesto de riesgo para actuar.”

Si hubiera que condensarlo en una línea, quedaría así: “Europa ofrece carry atractivo, mejor perfil de calidad y poca duración; el secreto no es exprimir el spread, sino proteger el capital y seleccionar crédito con rigor en un mercado donde la gestión activa marca la diferencia.”



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