España acelera la búsqueda de empresas para fabricar sus propios microchips
Tuvieron que pasar más de cuatro décadas hasta que en el año 2000 a Jack Kilby le distinguieron con un Nobel de Física por la coinvención del microchip. Hoy esos pequeños circuitos integrados no son solo la base de la actual era digital, sino que desde hace casi dos años mantienen a la economía en vilo por la falta de suministro. Tanto es así que Europa se ha conjurado para acabar con la dependencia que tiene de las fábricas asiáticas y España sueña con tener algo que decir en esa renovada reivindicación de la soberanía industrial. Al menos, el Gobierno le ha reservado 12.250 millones de euros en ayudas europeas para intentar rearmar un ecosistema que tuvo algo que decir en los años noventa pero que, justo un año después de que la Academia Sueca reconociera la importancia del circuito integrado de Kilby, se diluyó casi como un azucarillo cuando la fábrica de semiconductores de AT&T en Tres Cantos (Madrid), un referente entonces, cerró.
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