El pueblo de Salamanca donde se fundó un poderoso banco que ahora vive sin cajero
Domingo, 27 de julio 2025, 10:07
Sacar dinero en un cajero, ni mucho menos en un mostrador de sucursal, es imposible hoy en muchos pueblos de Salamanca, pero hace décadas algunos de ellos se codearon con los grandes nombres de la banca: Urquijo, Hispano Americano, Bilbao… García Gascón, Banca Cobaleda o el poderoso Banco Coca compitieron en clientes, depósitos y capitalización con los grandes, a los que hacían frente también en la belleza de sus sedes.
La falta de servicios bancarios azota la Salamanca rural, con decenas de pueblos sin sucursal donde hacer sus gestiones. Es la exclusión financiera de una provincia que, en tiempos, fue cuna de importantes y singulares bancos. Más allá de la Caja de Ahorros de Salamanca, objeto de fusiones que han acabado con el banco más importante de Salamanca integrado en Unicaja, hay otras entidades con historia. La paradoja, que la cuna de algunas sean municipios que fundaron su banco propio y que ahora no tienen ni cajero.
Es la situación que tiene Fuentes de Béjar, un importante municipio ligado siempre a la industria textil y al tren. Ahora no tiene ni una ni la otra, sustituidos los telares por un pujante sector cárnico que es el que le da la vida actualmente al pueblo. El tren dejó de pasar y, como muchos otros municipios, también fue perdiendo servicios, entre ellos, los bancarios.
Primero se quedó sin sucursal, como muchos otros en el proceso de cierre de oficinas que afrontaron primero los bancos y luego las cajas. Y sin oficina bancaria perdió el cajero. Sus vecinos se las ingenian: se desplazan a los municipios próximos o piden ayuda a los vecinos. No queda otra porque tampoco llegan servicios alternativos como el de Correos, las oficinas móviles o el bibliobús con banco.
La antigua sede original del banco, ahora una vivienda particular, y placa dedicada al fundador en la misma plaza.
F. Oliva
Fuentes de Béjar es hoy uno más de esos municipios en los que la denominada exclusión financiera ha hecho presa. Paseando por sus calles todavía hay quien recuerda dónde estaba la sede principal de Banco García Gascón, la entidad financiera fundada en el pueblo hace más de un siglo. Ocupaba una imponente casa de piedra en el centro del municipio que hoy es una vivienda particular.
Sus vestigios están localizados en el Museo del Comercio de Salamanca, que conserva su imponente mostrador original de madera y algunos otros elementos que se han recuperado, como sellos. ¿Cómo podía un pequeño pueblo tener su propio banco? Cuando se fundó, Fuentes de Béjar superaba los 1.000 habitantes y llegaría a los 1.500: ahora no llega a los 250 censados, aunque la fábrica chacinera le da oxígeno.
El banco de un industrial textil
Fue fundada en 1920 y empezó a operar en 1921, permaneciendo su sede central en la localidad hasta 1949. La entidad fue impulsada por una familia de la localidad con inversiones en la potente industria textil bejarana. Originarios de Fuentes de Béjar la familia García y Gascón tuvo una de las más importantes fábricas textiles de la localidad, TRANSA (Tansformadoras de Lanas) cuyo imponente edificio aún subsiste el paso del tiempo a orillas del río Cuerpo de hombre como otras fábricas textiles bejaranas.
El banco tuvo allí su sede principal durante años. En sus inicios se creó con un capital social de 10 millones de pesetas y llegó a contar con más de 15 oficinas repartidas entre las provincias de Salamanca, Badajoz, Cáceres y Ávila y adquirió valores de empresas como Unión Eléctrica Madrileña o la Compañía Telefónica Nacional de España.
Mostrador original y elementos del banco.
A partir de 1949 pasa a denominarse Banco de Béjar y sale de su localidad original para trasladarse a la capital textil, ya bajo el control de Banco Hispanoamericano. En 1927, el Banco Urquijo ya se había hecho con una parte del banco hasta que en 1944 es absorbido por el Banco Hispano Americano, como consecuencia del Pacto de las Jarillas, entre el Banco Hispano Americano y el Banco Urquijo. En 1974 tomó el nombre de Banco del Oeste y se mudó a Salamanca.
En 1980 RUMASA lo absorbe como uno más de los bancos de la firma de la familia Ruiz-Mateos. En 1983 el grupo de la abeja es expropiado por el Gobierno y en 1984 es adjudicado al Banco de Bilbao, acabando así los sesenta años de historia de la antigua banca García y Cascón, que todavía operó bajo el nombre de Banco del Oeste hasta 1988.
Otros grandes bancos de Salamanca
No es el único caso de final trágico en la historia de la banca salmantina. La entidad Banca Comercial tuvo entre sus sucursales estatales una en Santibáñez de Béjar. La muy bancaria plaza del Corrillo, las fusiones de la extinta Caja de Ahorros, la poderosa Banca Coca… el sector bancario salmantino gozó de un éxito que cuesta recordar.
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Banca Cobaleda
Del Corrillo al control de la familia Botín
Matías Blanco Cobaleda fundó Banca Cobaleda, después Banco de Salamanca, y Banco de Castilla en los años 70 del pasado siglo. Sociedad anónima de crédito cuyo origen se remonta a la casa de banca de Florencio Rodríguez-Vega, constituida en 1872 en Salamanca. La primera sede social de la entidad se localizó en la Plaza del Corrillo para trasladarse después a la residencia familiar en el Palacio de Garcigrande, sede todavía de la extinta Caja de Ahorros de Salamanca.
A la muerte del fundador en 1902 la entidad pasó a ser presidida por su hijo Miguel Rodríguez-Vega Brusi, mientras que como director general actuaba su cuñado, Matías Blanco Cobaleda. Este a su vez compró la participación de sus hermanos políticos en 1915 y trasladó la sede de la entidad a la Plaza de los Bandos, número 6.
En 1942 se convirtió en sociedad anónima con la denominación de «Matías Blanco Cobaleda» y un capital de 10.000.000 pesetas. Tras la muerte de Matías Blanco en 1956, el Banco Popular alcanzó un acuerdo para adquirir, directa e indirectamente, hasta el 80 % del capital de la entidad, que adoptaba la nueva denominación de Banco de Salamanca.
Desde 1959, la entidad abrió agencias urbanas y sucursales en la propia Salamanca, Zamora, Ávila, Valladolid, Ledesma, Cantalapiedra, Burgos, Segovia, Soria, Aranda de Duero, Medina del Campo, Benavente, León y Palencia, entre otras. En 1970 se adoptó la nueva y definitiva denominación de Banco de Castilla, bajo la que girará como banco filial del Popular hasta su absorción por la matriz en 2008, y posteriormente pasara manos del Banco Santander cuando este se hizo con el Popular. La entidad de la familia Botín destaca la historia de esta iniciativa bancaria en sus archivos.
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Banco Coca
El trágico final de un gigante de 56.000 millones
El más importante posiblemente fue Banco Coca, una entidad que llegó a ser uno de los principales bancos privados de España, la décima entidad del país en depósitos con más de 56.000 millones de pesetas en 1970. En 1978 acabó su historia con su absorción por parte de Banesto en la gran crisis bancaria, pero su trayectoria hasta entonces había sido brillante.
Fundado por Julián Coca Gascón en 1893 en Guijuelo, estuvo siempre en manos de la familia. En 1930 cambió su denominación a Banco Coca. En Salamanca, su sede principal fue un notable edificio proyecto de Santiago Madrigal en la plaza del Liceo, que todavía es sede bancaria, ahora del Santander.
Su fundador fue alcalde de Guijuelo y todavía se le recuerda como uno de los principales impulsores de la industria en la localidad chacinera. En 1975 la entidad llegó a cotizar en Bolsa y se proyectó una imponente sede en Madrid, el edificio Castelar. Al fundador le sucedió su hijo Ignacio Coca que fue quien estaba al frente en la absorción por parte de Banesto: la operación fue problemática por las supuestas irregularidades en la entidad salmantina e Ignacio Coca se suicidó en 1986 en su casa de Madrid.
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Caja Salamanca
La banca salmantina que murió en el ‘ladrillo’
La Caja de ahorros y Monte de Piedad de Salamanca es creada en 1881. Funciona durante años como una de las entidades con más implantación en la provincia y protagoniza varias fusiones y cambios de nombre antes de su declive. En 1991, 1991 se creó Caja de Ahorros de Salamanca y Soria, fruto de la fusión entre la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Salamanca y la Caja de Ahorros y Préstamos de la Provincia de Soria.
En 2009 se intentó la fusión de las cajas de Castilla y León, pero tras fracasar y retirarse Caja Burgos, se inicia una negociación con Caja España. En 2010 la entidad acordó su fusión con la leonesa para formar Caja España de Inversiones, Salamanca y Soria, Caja de Ahorros y Monte de Piedad, con Caja Duero como marca comercial y bancaria, sustituida después por España-Duero. El nombre técnico asignado por el Banco de España fue Caja Espiga.
Como consecuencia de la crisis inmobiliaria, sector en el que ambas entidades tenían fuertes posiciones, la fusión precisó de 525 millones de euros del Fondo de Restructuración Ordenada Bancaria para salir adelante.
Eso supuso en la práctica ser intervenida por autoridades nacionales, rescatada por el FROB e incluidos sus activos en el Ceiss ya que no superaba los test de solvencia bancaria. En 2014, tras varios años de negociaciones, la entidad resultante fue absorbida por Unicaja.













