el mercado cree que el techo del oro todavía está muy lejos
El metal amarillo lleva inmerso en un proceso de revalorización como pocos se han visto. El activo refugio por excelencia lleva ya tiempo atrapado en una tormenta perfecta de bajadas de tipos de interés, debilidad del dólar, compras agresivas de los bancos centrales e incertidumbre disparando la demanda. Todo esto ha provocado que recientemente logre el hito histórico de alcanzar los 4.000 dólares la onza, un nuevo máximo histórico que ha puesto los focos del mundo sobre la enorme historia de alzas con un 46% este 2025, un 54% en los últimos 12 meses y duplicar su valor en los últimos tres años. Sin embargo, los expertos creen que los 4.000 no son su techo y que la revalorización del dorado seguirá imparable.
Carsten Menke, Head Next Generation Research, Julius Baer, comenta que «vemos una probabilidad muy limitada de una corrección importante». Además la firma añade que «las compras deberían continuar durante tres a cinco años más, según nuestro análisis. Por lo tanto, reiteramos nuestra visión constructiva a largo plazo sobre el oro, elevando nuestros objetivos de precio a 3 y 12 meses a 4.150 y 4.500 dólares por onza».
«Más allá de las narrativas establecidas sobre la desaceleración de la economía estadounidense, los recortes de los tipos de interés y la debilidad del dólar, que han atraído a los buscadores de refugio seguro al mercado del oro desde principios de año, el último impulso alcista se vio impulsado aún más por las preocupaciones sobre la independencia de la Reserva Federal y el cierre del gobierno estadounidense», comenta la firma helvética.
Tras el último recorte, las últimas estimaciones de los mercados de swaps proyectan dos ajustes más para lo que resta de año, que dejen el precio del dinero en el rango de 3,5%-3,75%. Para junio de 2026 el mercado esperaría como mínimo un recorte más que deje los tipos en el rango 3,25%-3,75%. Un claro camino descendente que rompe con la quietud que ha reinado en la institución hasta este verano.
El cierre de gobierno de EEUU ha sumado al repunte de la materia prima, dado que ha ofrecido a los mercados un argumento más para buscar protección frente a lo desconocido, la función clara del oro. Mientras no se llegue a un acuerdo, la mayoría de datos económicos quedarán bloqueados y, por lo tanto, los inversores pierden certezas y caminan a oscuras. Una situación que fomenta protegerse frente a los riesgos imprevistos.
Desde Vontobel coinciden con la idea de que no hay nada que tendría que detener el rally del metal amarillo. «Aunque estas cifras ya han batido récords, no vemos un gran riesgo a la baja, dados todos los factores estructurales (debilitamiento del dólar, preocupaciones por la deuda estadounidense y el cierre del Gobierno, independencia de la Fed, elevados riesgos geopolíticos) y cíclicos (debilitamiento del mercado laboral estadounidense, recortes de tipos de la Fed, preocupaciones por el crecimiento impulsadas por los aranceles) que empujan al alza el oro».
Desde Generali se preguntan en su último informe si esta conquista sirve para pensar en romper filas y vender oro o si todavía hay gasolina. Particular con un precio que se ha duplicado en cuestión de tres años para un valor que es por naturaleza defensivo.
La firma concluye que la clave, por mucho que otros analistas mencionan los tipos de interés, la economía y el cierre de gobierno son los bancos centrales y que este marcará el rumbo, siendo los otros factores complementos. «Mantenemos una visión constructiva sobre el oro, respaldada por las compras estructuralmente sólidas de los bancos centrales (responsables del 94% del rally desde 2022, tras quintuplicar sus adquisiciones al congelar los activos en dólares de Rusia) así como por el interés sostenido de los inversores financieros». Destacan la expansión de los ETF de oro que han captado 30.000 millones de dólares, el 10% de la producción minera.
En resumen, todos estos factores no tendrían que caerse y por lo tanto, el oro debería seguir subiendo. En particular con unos bonos con menor rentabilidad por los recortes de tipos y, en consecuencia, una menor competencia con la renta fija. Esto, sumado una «erosión del estatus del dólar como moneda de reserva» y «posibles retrocesos en renta variable», suponen un «entorno favorable para los activos refugio y con que un 1% del capital privado vaya de los bonos estadounidenses al oro (su escenario) los precios del oro podrían alcanzar casi los 5.000 dólares por onza».
No está solo en estas perspectivas, desde Goldman Sachs apuntan en su último informe, publicado el miércoles, a una onza volando hacia los 4.900 dólares en diciembre de 2026. «Consideramos que los riesgos para nuestro pronóstico mejorado del precio del oro aún están sesgados al alza en términos netos, porque la diversificación del sector privado en el relativamente pequeño mercado del oro puede impulsar las tenencias de ETF», comenta el banco norteamericano.
¿Qué podría detener la racha récord?
En cualquier caso, desde Julius Baer sí ven una amenaza que podría tumbar todo este proceso y derivar en ventas claras. «¿Qué podría detener esta racha récord? Históricamente, las correcciones importantes casi siempre han sido causadas por la mejora de las perspectivas económicas y el endurecimiento de la política monetaria«. Sin embargo, la firma europea comenta que «considerando que la Reserva Federal de EEUU acaba de reanudar su ciclo de flexibilización monetaria, vemos una probabilidad muy limitada de que se produzca tal escenario». Lo que sí ven es una ralentización por «la fatiga de los especuladores», es decir, que todas las buenas noticias ya se hayan descontado y que esta última etapa del repunte sea un caso de «demasiado rápido, demasiado lejos».
En cualquier caso la firma indica que la fatiga no debería causar una corrección sino «un retroceso temporal y a corto plazo«. Todo esto si se revierte el enfriamiento de la economía estadounidense y cambian las perspectivas con los tipos de interés. Una posibilidad que no es su escenario principal. De hecho creen que «la demanda de refugio (que impulsa al oro) se podría volver estructural si se confirman las preocupaciones por la independencia de la Reserva Federal». Algo que potenciaría la pérdida de confianza en el dólar estadounidense y catapultaría al oro.
El mandato de Powell acaba en mayo 2026 y por el camino habrá una remodelación enorme de la Fed que la acercará a la voluntad de Donald Trump salvo sorpresa, que ya ha ido colocando candidatos afines en puestos claves. Destacando el nombramiento de Stephen Miran que ya está abogando dentro de la institución por una bajada agresiva de los tipos de interés muy disonante con lo que proponen el resto de sus compañeros y en línea con la tesis del republicano. Queda por ver si ese ataque a la independencia permitirá un nuevo ‘año dorado’ o 2025 quedará en la historia como el final de esta enorme racha.














