El despido del presidente de la Fed puede hacer que las bolsas y el dólar bajen un 5% y que el bono de EEUU escale al 5,5%
La excusa actual es la costosa y polémica renovación de la sede de la Fed, en Washington D.C., un proyecto de 2.500 millones de dólares que ha generado un escándalo mediático y político, pero que encubre el verdadero conflicto de fondo: la presión de Trump para que el banco central recorte los tipos de interés.
El impacto que un despido de Powell puede tener en los mercados financieros puede ser más grave de lo que se podría esperar.
Manuel Pinto, analista de mercados, advierte de que la destitución de Powell podría desencadenar «una liquidación del dólar estadounidense y de los bonos del Tesoro».
El mismo experto calcula que el dólar caería un 5% y el bono estadounidense a 30 años subiría 50 puntos básicos.
Si se cumple esta previsión, el índice DXY —que sirve para medir el desempeño de la divisa estadounidense frente al resto de monedas más importantes del mundo— marcaría mínimos desde 2021.
A su vez, que el interés ofrecido por el bono estadounidense a 30 años se eleve 50 puntos básicos supondría alcanzar el 5,5% por primera vez desde 2004. Además, pulverizaría el 5%, que es el nivel que enciende las alarmas en los mercados.
Este cóctel, cuyos ingredientes son un dólar aún más débil y unas rentabilidades de los bonos todavía más elevadas, implicaría un aumento en el coste de la deuda para el Gobierno de EEUU.
Algo paradójico si se tiene en cuenta que precisamente Trump presiona para que la Fed abarate el crédito.
Además, Pinto subraya que la pérdida de confianza afectaría también a las bolsas, pues «los inversores valoran la independencia de la Fed» y, sin ella, «la promesa del banco central de controlar la inflación carece de credibilidad».
«Viendo las consecuencias en la subida de los bonos esperada y otros eventos históricos, la caída del S&P 500 podría ser cercana al 5% durante los primeros días posteriores al despido» de Powell, añade el mismo experto.
Una bajada de tal calibre llevaría al índice de Wall Street a perder los 6.000 puntos. El S&P 500 se encuentra en zona de máximos históricos. Ronda los 6.300 enteros.
Lo ocurrido el pasado miércoles puede ser un anticipo de lo que está por llegar. Fue entonces cuando se filtró que Trump había mostrado un borrador de carta de despido a un grupo de legisladores republicanos, a quienes preguntó sobre la conveniencia de cesar a Powell.
Según informó Bloomberg, la mayoría de los congresistas consultados se mostraron favorables al despido, aunque Trump mantuvo una posición más cauta.
Con la publicación de esta información, Wall Street cayó cerca de un 1%, igual que el dólar, mientras que la rentabilidad de los bonos a 30 años se incrementó 10 puntos básicos.
Los analistas han coincidido en advertir de que la reacción del mercado no es una cuestión coyuntural.
Los expertos de Deutsche Bank, según recoge Reuters, han calificado la posible destitución de Powell como «uno de los eventos de mayor riesgo» y a la vez «más subestimados en materia financiera».
Trump «no descarta nada»
El comportamiento que los mercados registraron el miércoles llevó a Trump a matizar sus palabras. Aseguró que «no planea hacer nada» por ahora, aunque enfatizó que «no descarta nada» y que actuará si se descubre fraude relacionado con el escándalo de las reformas.
«No descarto destituirlo, pero es muy poco probable a menos que tenga que irse por fraude«, manifestó en una rueda de prensa desde la Casa Blanca, en la que sostuvo que la investigación sobre la renovación de la sede de la Fed «está en marcha».
Esta ambigüedad alimenta la desconfianza de los mercados, que han aprendido a interpretar el «rumor de Trump» como un factor importante en la volatilidad reciente.
Algunos analistas han acuñado un nuevo término, el TACO trade (Trump Always Chickens Out, o Trump siempre se echa atrás), pero muchos expertos recuerdan que las amenazas repetidas del republicano pueden acabar convirtiéndose en realidad.
La sede de la Fed
Aunque en este caso es difícil que se materialice. La Ley de la Reserva Federal (Federal Reserve Act) establece que los miembros de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal, incluido el presidente, sólo pueden ser destituidos «por causa justificada».
El texto legal no detalla explícitamente qué situaciones concretas constituyen dicha causa. Sin embargo, la interpretación general es que se refiere a faltas graves, mala conducta, negligencia en el cumplimiento de los deberes, incapacidad o algún tipo de irregularidad relevante en el cargo.
Una persona en bicicleta pasa por delante de las obras de la sede de la Fed.
Reuters
Este es el motivo que empuja a Trump, y a toda su Administración, así como a distintos congresistas y senadores republicanos, a poner las obras de la sede de la Fed en el punto de mira.
Originalmente presupuestada en 1.900 millones de dólares en 2017, el coste de la obra ha escalado hasta alcanzar los 2.500 millones. La Fed ha explicado que este incremento se debe a factores técnicos no previstos como la presencia de amianto o la preservación histórica.
Las obras de la sede de la Fed continúan.
Reuters
Pero la Casa Blanca y varios legisladores republicanos han criticado duramente la gestión de Powell, acusándolo de permitir «lujos innecesarios» como jardines en azoteas o el uso de materiales caros.
Con esta táctica, el Gobierno estadounidense intenta, si no lograr su despido, sí erosionar la autoridad del banco central, forzar la marcha de Powell —cuyo mandato termina en mayo de 2026— o al menos provocar un cambio en la política monetaria.
Apoyo firme a Powell
El banquero central, quien se ha defendido por activa y por pasiva de los ataques de Trump, cuenta con diversos apoyos, desde la mayoría de miembros de la Fed, hasta medios de comunicación estadounidenses.
También los encuentra incluso dentro del Partido Republicano. El senador republicano Thom Tillis ha declarado que la independencia de la Fed es fundamental.
«Someterla al control directo del presidente sería un grave error», advirtió. Tillis advirtió que despedir a Powell sólo por desacuerdos económicos dañaría la reputación de Estados Unidos y provocaría una «respuesta inmediata» negativa en los mercados.
Otros republicanos han minimizado la posibilidad real de que Trump despida a Powell. El líder de la mayoría en el Senado, John Thune, ha asegurando que no hay intención de hacerlo.
En la misma línea, los presidentes o CEOS de algunos de los mayores bancos del país —como David Solomon (Goldman Sachs), Brian Moynihan (Bank of America) y Jane Fraser (Citigroup)— han salido a defender a la autonomía monetaria.
Solomon afirmó que la independencia de los bancos centrales es «algo que debemos luchar por preservar», subrayando la importancia de esta línea roja para la estabilidad económica.
El sucesor de Powell
Más allá de que Trump consiga deshacerse de Powell antes de que concluya su mandato, la Casa Blanca ya ha puesto en marcha el proceso formal para nombrar un sucesor.
Así lo confirmó hace unos días el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent. Su nombre es uno de los más repetidos en las quinielas para convertirse en el próximo presidente de la autoridad monetaria.
Las apuestas también incluyen al director del Consejo Económico Nacional, Kevin Hassett; el exgobernador de la Fed, Kevin Warsh, y al propio gobernador del banco central, Christopher Waller.
Curiosamente, Waller ha adoptado una postura más moderada respecto a la política monetaria, mostrándose partidario de bajar los tipos de interés 25 puntos básicos en la reunión que el también supervisor bancario mantendrá a finales de julio.



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