El BCE congela los tipos, pero Lagarde avisa de que no habrá rebajas “automáticas” aunque el euro se dispare
El Banco Central Europeo (BCE) decide pulsar el botón de pausa. Después de un año entero recortando tipos de interés para calmar una inflación disparada, la institución que preside Christine Lagarde detiene en seco el ciclo y mantiene el tipo de depósito en el 2%. “Estamos en el 2% de inflación, que es nuestro objetivo a medio plazo”, explica Lagarde tras la reunión del Consejo de Gobierno en Fráncfort. Pero el mensaje que manda a los mercados y a los ciudadanos es todavía más rotundo: no habrá bajadas automáticas, ni promesas, ni atajos. Solo paciencia y vigilancia.
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La inflación, de vuelta al objetivo europeo por primera vez en dos años, sirve de excusa para la cautela. En junio, el IPC anual subió hasta el 2%, apenas una décima por encima de mayo, mientras los precios de los servicios siguen presionando (3,3%) y los alimentos bajan ligeramente (3,1%). Los bienes apenas suben un 0,5%. Pero aun así, desde el BCE explica que no van a dejarse “llevar por una pequeña desviación. Lo que importa es nuestro objetivo a medio plazo, y éste se mantiene firmemente en el 2%”.
Objetivo, controlar la inflación
Esta decisión, que ha sido tomada por una unanimidad y el Euríbor se mantiene relativamente bajo (sobre todo si comparamos con agosto de 2008 que llevo al 5,36) es un jarro de agua fría para hipotecados, empresas y gobiernos que esperaban un alivio inmediato del coste del dinero. El BCE no concreta ni fecha ni condiciones para una posible bajada más allá de septiembre, cuando llegarán nuevas previsiones. “No nos comprometemos de antemano con ninguna senda de tipos en particular”, zanjó Lagarde.
La eurozona crece y aunque los últimos sondeos insinúan expansión en la industria y los servicios, las amenazas están sobre la mesa, debido a las tensiones comerciales con EE.UU., un euro que se fortalece y la inestabilidad geopolítica. Lagarde reconoció que la subida de la moneda europea complica la ecuación, pero dejó claro que el BCE no intervendrá. “No tenemos objetivo de tipo de cambio, pero lo vigilamos de cerca porque influye en la inflación” añade.
Habrá que esperar a septiembre
El mensaje del BCE, pese a la pausa, sigue siendo “hawkish” (duro), según los analistas. Matthew Ryan, jefe de estrategia de mercado de Ebury, lo resume así: “No solo expresó su confianza en alcanzar el objetivo del 2%, sino que también señaló que la economía va mejor de lo esperado, sin intentar frenar la fuerza del euro”. El euro reaccionó con una ligera subida, hasta 1,1780 dólares, y el bono alemán a dos años (termómetro de las expectativas de tipos) escaló al 1,90%, máximo de las últimas dos semanas.
En el horizonte, septiembre y la amenaza comercial estadounidense. El BCE volverá a evaluar su posición tras el verano. Hasta entonces, el futuro de los tipos depende de los datos y, en parte, de la guerra comercial que se avecina entre Washington y Bruselas. “Habrá muchos datos en los próximos meses. Nuestra determinación colectiva es mantener la inflación en el 2%, proceder reunión a reunión y seguir dependiendo de los datos” advierte Lagarde.
Sobre el euro digital, Lagarde quiso atajar el alarmismo y las comparaciones con una “bomba nuclear” para la banca: “Es la expresión digital del efectivo: el dinero de los bancos centrales, el dinero soberano. Decir que es una bomba nuclear es exagerado. No llevamos bombas nucleares en el bolsillo”. Eso sí, recalcó la necesidad de reforzar el papel global del euro ante el empuje de EE.UU. tras la aprobación de la Ley GENIUS que regula las stablecoins.
De momento, el BCE pisa el freno y deja claro que no habrá giros bruscos. Los ciudadanos de la eurozona tendrán que seguir esperando para ver una bajada real en sus hipotecas o créditos. Y, si algo ha dejado claro Fráncfort este jueves, es que la batalla por el 2% será larga, minuciosa y sin promesas para nadie.




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