El Banco Santander sigue cerrando sucursales pese a las protestas

El Banco Santander sigue cerrando sucursales pese a las protestas




Protesta contra el cierre de oficinas del Santander en una foto de CIG

El Banco Santander afronta un nuevo ciclo de protestas en Galicia y en el conjunto del Estado por su estrategia de clausura de sucursales y reducción de plantilla, un modelo que la CIG (Confederación Intersindical Galega) califica de «destrucción de empleo» y «digitalización forzosa» en un momento en el que la entidad financiera ha encadenado beneficios anuales históricos.

 

La movilización más reciente tuvo lugar este lunes, convocada por la CIG-Banca, frente a la oficina de la calle Médico Rodríguez en A Coruña, una de las afectadas por la inminente clausura. El sindicato gallego denuncia que este goteo de cierres es una táctica para evitar los costes y el impacto mediático de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) masivo, optando en su lugar por una reducción gradual de los puestos de trabajo.

 

Las quejas se centran en el perjuicio para la ciudadanía, especialmente para los colectivos más vulnerables, que ven cómo se dificulta su acceso a la atención presencial.

 

El Banco Santander no ha respondido a las movilizaciones de esta semana. Anteiormente,  ha abordado las críticas por los despidos y cierres de oficinas en Galicia y el resto de España adoptando una postura doble y matizada. 

 

Oficialmente, la entidad ha desmentido los rumores que apuntan a la inminente activación de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) de carácter masivo, a pesar de las filtraciones periodísticas sobre un posible ajuste que afectaría a más de un millar de trabajadores. En lugar de reconocer un plan de despidos generalizado, la justificación principal esgrimida por el banco es un «cambio de modelo de negocio» inevitable. 

 

Las cifras oficiales de empelo muestran una disminución de unos 4.000 trabajadores en enero de este año respecto al año anterior.

 

 

Este cambio se debe, según el Santander, a la necesidad de adaptación a los nuevos hábitos de los clientes, quienes están migrando masivamente hacia los canales digitales (banca móvil y online). La estrategia, por tanto, se presenta como una «transformación» hacia un modelo «competitivo, simple y automatizado», que implica la optimización de la red física. Aunque el banco ha eludido proporcionar cifras concretas sobre el número de sucursales a clausurar, especialmente en España, ha insistido en ser «consciente del valor de la red de sucursales», asegurando que brindará apoyo a los empleados afectados y buscará minimizar el impacto de estas reestructuraciones en los clientes, particularmente en las comunidades rurales.

 

Pese a estas promesas, lo cierto es que España está siendo escenario desde hace meses de un recorte amplio de oficinas del Santander. El ritmo de cierre se ha acelerado: en el informe semestral más reciente la entidad registra la clausura de 109 oficinas entre junio de 2024 y junio de 2025. En junio de 2024, Santander contaba con 1.833 oficinas en España. Por lo tanto, se han cerrado aproximadamente el 6% de las sucursales en el último año.

 

Récord de ganancias

 

La estrategia de reducción de costes y optimización de la red de oficinas del Banco Santander se produce en un contexto de bonanza económica para la entidad. El banco encadenó su tercer año consecutivo de beneficios récord al registrar unas ganancias de 12.574 millones de euros en 2024, lo que supuso un incremento del 14% respecto al ejercicio anterior, y superando los 11.080 millones de euros de beneficio de 2023. Los datos que se van conociendo del ejercicio de 2025 apuntan a otro ejercicio de récord:

 

 

 

Las cifras de rentabilidad también están cerca de máximos:

 

 

Pese a esta aparente bonanza, la sección sindical de la CIG ha alertado sobre la continuidad en la supresión de oficinas en los barrios de las principales ciudades gallegas, como A Coruña, Ourense, Pontevedra, Santiago de Compostela, Ferrol, Vigo y Lugo. Según sus representantes, esta medida obliga a los clientes a desplazarse o a recurrir a la vía digital, lo que agrava el problema de la exclusión financiera.

 

Maite Freire, delegada de la CIG, explica que cada clausura tiene un doble efecto: por un lado, se produce el despido de parte del personal; por otro, el restante es concentrado en las sucursales que permanecen abiertas. Esta reestructuración se traduce en un “brutal” aumento de la carga de trabajo para los empleados que se quedan y, consecuentemente, en un incremento de los riesgos psicosociales.

 

La sindicalista se queja de que el nuevo modelo operativo que el banco está implantando sustituye al personal de ventanilla por una caja ‘avanzada’, forzando a quienes realizan labores comerciales a asumir también la atención de caja sin que se reduzcan sus objetivos de venta. Freire subraya que las directrices internas del banco buscan activamente “que no facilitemos atención presencial en las oficinas, sino que desviemos a la clientela a las canales digitales”.

 

En Galicia, el impacto de esta política de desmantelamiento de la red es especialmente perceptible. Actualmente, la comunidad cuenta con 132 oficinas del Banco Santander.  Según CIG, hace aproximadamente diez años, solo la provincia de A Coruña albergaba esa misma cantidad de sucursales de la entidad. La previsión sindical es que el proceso de cierres y de destrucción de empleo se intensifique en el próximo año.

 

El sindicato gallego critica que la digitalización forzada que impulsa la entidad no es más que una «excusa» para reducir costes y engrosar sus “millonarios beneficios”. Además, advierten sobre el impacto negativo para la seguridad de los clientes, ya que el recorte en la atención presencial y la falta de personal suficiente para asesorar, especialmente a las personas con escasa alfabetización digital, las expone a un mayor riesgo de fraudes y ciberataques. 

 

Además del cierre de oficinas y la amortización de puestos, la denuncia de la CIG incluye otras prácticas laborales, como los traslados a más de 75 kilómetros para buscar la salida de empleados mayores de 58 años o los despidos por supuestos incumplimientos de normativas a personal más joven, detectados tras evaluaciones internas.  

 

Cartel contra el cierre de una oficina del Banco Santander en A Coruu00f1a
Cartel contra el cierre de una oficina del Banco Santander en A Coruu00f1a

 

Más de la mitad de las sucursales ha cerrado en España en la última década

 

Todo el sector bancario lleva lustros cerrando sucursales y despidiendo trabajadores. Según los últimos datos del Banco de España, el desplome de la red física es alarmante. Desde 2015, Galicia ha perdido 1.058 sucursales, lo que significa que 6 de cada 10  han echado el cierre de forma permanente. 

 

Este descenso del 60,1% sitúa a la comunidad como la segunda con mayor caída de toda España, solo por detrás de Extremadura y muy por encima de la media nacional. La sangría ha sido homogénea y devastadora en todas sus provincias: A Coruña ha pasado de 599 a 246 oficinas, Lugo de 291 a 115, Ourense de 268 a 104, y Pontevedra de 603 a 238.

 

A nivel de España, el sector tocó techo en 2008 con más de 45.000 sucursales. Quedan unas 25.000.

 

 



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