«EE UU no va a dar marcha atrás en la descarbonización, ni siquiera con Trump»
Jueves, 31 de julio 2025, 00:22
Lo más inquietante del acuerdo arancelario alcanzado el domingo por la noche entre Donald Trump y Ursula von der Leyen no son los aranceles en sí, sino la cláusula que compromete a Europa a adquirir energía estadounidense por un valor estimado de 650.000 millones de euros. Un volumen que ha encendido las alarmas en las capitales por sus posibles efectos distorsionadores sobre el ecosistema de las renovables. La medida, en cualquier caso, se enfrenta a un importante escollo, ya en una economía de mercado resulta difícil imponer por decreto decisiones de compra a empresas privadas.
Es en este preciso instante, cargado de interrogantes y con la letra pequeña del acuerdo que redefinirá décadas de relaciones transatlánticas aún por conocer, cuando una delegación del Gobierno vizcaíno, encabezada por la diputada general Elixabete Etxanobe, ha realizado un viaje de tres días a Houston. El objetivo de la misión, que acabó ayer, ha sido el de reforzar los lazos con el sector de las energías limpias, ya que se trata de un ámbito estratégico donde Euskadi aspira a consolidarse como un actor clave.
La Administración ha llevado como credencial el trabajo que se realiza en el territorio en el Energy Intelligence Center (EIC), el polo empresarial ubicado en Abanto que impulsa proyectos vinculados al hidrógeno, la captura de carbono y la eficiencia energética. Su director, Joseba García, restaba ayer dramatismo a la posibilidad de que las políticas de Trump consigan frenar la agenda verde europea, con la que las instituciones vascas están totalmente alineadas. En una llamada telefónica desde Houston -la ciudad conocida como «la capital energética del mundo»-, explicaba que pese a la «incertidumbre» que han detectado en los contactos que han venido haciendo estos días, «la sensación general es que no hay una marcha atrás en la descarbonización».
Aunque la amenaza de un proceso de ralentización está latente -el propio Trump se despidió de Escocia al grito de «¡detengan los molinos de viento!»-, la realidad es que «las empresas de los centros tecnológicos estadounidenses han invertido muchísimo dinero y el proceso hacia la descarbonización es claro», defiende García. Esa determinación de parte del tejido empresarial estadounidense por avanzar hacia un modelo energético más limpio es precisamente lo que justifica el viaje institucional vasco a Houston. Una misión que ha servido tanto para posicionar a Euskadi como «un faro» en el sector, «conocer sus experiencias de primera mano» y «establecer alianzas».
Esta llegada de proyectos verdes a Euskadi podría beneficiar al conjunto del tejido productivo. «Desde el acero y el vidrio hasta las refinerías y los fabricantes de componentes», una amplia red de empresas que hoy ve cómo la falta de soluciones de almacenamiento energético lastra su competitividad. Que estas compañías se implanten y crezcan en suelo vasco no solo genera empleo e inversión, sino que abre la puerta a un objetivo estratégico de largo alcance: reforzar la autonomía energética del territorio y reducir su dependencia de los vaivenes internacionales.
Diversificar mercados
Sin embargo, si algo ha dejado claro la andanada arancelaria desatada por Donald Trump es la urgencia de diversificar mercados para no quedar atrapados en decisiones políticas ajenas. Ante este nuevo tablero global, el director del Energy Intelligence Center avanza que en los próximos meses participarán en grandes citas del sector en Rotterdam y Hamburgo, con el objetivo de posicionar a Euskadi en el mapa energético europeo. Japón, con una tecnología de vanguardia, también está en el radar de los lugares a los que acudir para tejer alianzas.
García añade que América Latina emerge como un territorio al que exportar «todo lo que vayamos desarrollando». Una ventana de oportunidad de «colaborar en los procesos de transformación de países como Chile, Colombia o Perú». Ahora bien, para ello la transición energética no solo tiene que ser verde, sino también rentable. Y para ello es necesario un respaldo institucional no solo a nivel vasco -donde el director del EIC argumenta que es evidente, ya que ha viajado a EE UU una representación política del más alto nivel-, sino también español y europeo.






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