China resiste la embestida de los aranceles de Trump… pero la guerra comercial no ha terminado

China resiste la embestida de los aranceles de Trump… pero la guerra comercial no ha terminado



China resiste la embestida de los aranceles de Trump… pero la guerra comercial no ha terminado

El pasado mes de agosto EEUU y China llegaban a una tregua de 90 días en su guerra de aranceles, con el objetivo de seguir negociando durante este plazo para alcanzar un acuerdo que satisfaga a ambas partes. Eso quiere decir que, hasta el 10 de noviembre, Washington seguirá aplicando un gravamen del 30% a las importaciones procedentes de China, mientras Beijing mantendrá un arancel del 10% a los productos estadounidenses.

Aunque son unas tarifas más que considerables, sobre todo en términos históricos, suponen un alivio tras una escalada que había llevado a EEUU a imponer un arancel del 145% a las importaciones chinas, y a China a gravar con un 125% los productos estadounidenses. Pero todavía hay riesgo de que no haya acuerdo y se vuelva a esta situación. El propio presidente de EEUU, Donald Trump, provocó un pequeño terremoto en los mercados recientemente, tras criticar la postura «extremadamente hostil» de China por querer imponer controles a la exportación de tierras raras y amenazar al país asiático con un «incremento masivo» de los gravámenes.

Y es que el desembarco de Trump en la Casa Blanca ha supuesto un vuelco a las relaciones comerciales mundiales. No se puede decir que no hubiese avisado durante su campaña electoral, pero la virulencia de sus medidas tomó por sorpresa a los mercados internacionales. China, como principal exportador mundial, no ha salido indemne del nuevo escenario, pero lo cierto es que ha soportado bastante bien la embestida. Considerando cómo comenzó el segundo trimestre con el ‘Día de la Liberación’ estadounidense, la economía china ha mostrado una resiliencia notable. En el segundo trimestre, el crecimiento se desaceleró ligeramente hasta el 1,1% intertrimestral (frente al 1,2% del primer trimestre) y el crecimiento anual hasta el 5,2% interanual (5,4%), mientras que las exportaciones se mantuvieron estables a pesar de los aranceles.

“Las exportaciones chinas se han mantenido resilientes hasta la fecha en 2025, gracias al aumento de la demanda externa de las economías no estadounidenses”, explica Lynn Song, economista jefe para China de ING. “Sus categorías de exportación de mayor crecimiento no dependen en gran medida del mercado estadounidense, lo que mitiga el impacto de los aranceles hasta la fecha”. 

Desde que estalló la primera guerra comercial en 2018, “el panorama exportador de China ha experimentado una profunda transformación”, explica la gestora de activos DWS en un informe. EEUU, que antes era el mayor socio comercial de China, ha visto cómo su participación en las exportaciones chinas caía drásticamente—del 20% en 2018 a apenas el 10% en el segundo trimestre de 2025. Sin embargo, a pesar de este fuerte descenso, el total de exportaciones chinas no solo se ha mantenido estable, sino que ha aumentado. En el segundo trimestre de 2025, las exportaciones de China al resto del mundo crecieron un 11% interanual, alcanzando la cifra récord de 856.000 millones de dólares. En marcado contraste, las exportaciones a EEUU cayeron un 24%, hasta los 100.000 millones de dólares. 

Esta divergencia pone de relieve un “cambio drástico en la orientación comercial de China”, que ha dejado de depender de EEUU para avanzar hacia una huella global más amplia y diversificada, señala DWS. En ese sentido, la cuota exportadora hacia los países vecinos de China, los miembros de la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, por sus siglas en inglés), ha crecido rápidamente, mientras que el aumento del comercio con África y Oriente Medio ha sido más lento, “aunque igualmente notable”.

Los mercados emergentes se han convertido en destinos cada vez más relevantes para los bienes chinos. Se destacan especialmente países como Vietnam y Tailandia, reflejando en parte estrategias de las empresas chinas para sortear obstáculos, terminando allí productos destinados finalmente a mercados occidentales. 

Las cadenas de suministro de China también se han adaptado. Muchas compañías han redirigido mercancías a través de terceros países o han trasladado bases de producción para mitigar la exposición a aranceles, especialmente hacia EEUU, desde el primer mandato de Donald Trump. Como resultado, el superávit comercial de China se disparó hasta 586.000 millones de dólares en el primer semestre de 2025, lo que aportó 1,7 puntos porcentuales al crecimiento del producto interior bruto (PIB) y ayudó al país a mantenerse en el camino para alcanzar su objetivo de crecimiento ‘en torno al 5%’.

Ojo a las cláusulas de transbordo

Pero, aún así, “el mayor crecimiento de las exportaciones a la ASEAN y Europa solo puede compensar parcialmente” la caída de las exportaciones a EEUU, avisa Susan Joho, economista de Julius Baer, que cree que algunas empresas exportadoras aprovecharán el tiempo adicional ganado en la tregua arancelaria para una mayor adaptación de los flujos de exportación chinos a otros países. “Parece probable que continúen las estrategias de desviar los flujos comerciales perdidos de China a EEUU hacia nuevos mercados como África, o redirigirlos a través de países con una tasa arancelaria más baja”, señala la experta. Pero, “a pesar de la alta competitividad de las exportaciones chinas, absorber los grandes volúmenes perdidos hacia EEUU no es fácil y sigue siendo un proceso gradual”.

El proceso, además, conlleva algunos riesgos. “Si bien las exportaciones chinas han demostrado una notable resiliencia, parte de su éxito dependerá de la mayor inclusión de cláusulas de transbordo en los acuerdos comerciales”, avisa Elke Speidel-Weiz, economista jefe de mercados emergentes de DWS. Las cláusulas de transbordo son disposiciones en los acuerdos comerciales que imponen aranceles más altos o reglas más estrictas a los bienes que se sospecha han sido redirigidos a través de terceros países para evitar aranceles directos, especialmente cuando los componentes o la producción originales provienen de un país objetivo como China. 

Vietnam, por ejemplo, ya ha sido objeto de escrutinio, con nuevas disposiciones dirigidas a componentes de origen chino. “Si más países o bloques comerciales adoptan medidas similares, las estrategias de China para sortear obstáculos podrían enfrentar vientos en contra”, avisa Speidel-Weiz.

Un factor mitigante es que, a diferencia de la guerra arancelaria del primer mandato de Trump, esta vez pocos países -por no decir ninguno- se han librado de los gravámenes. Así, si bien China sigue enfrentándose a algunas de las tasas arancelarias más altas, su desventaja relativa en comparación con muchas otras economías se ha reducido tras la imposición de aranceles recíprocos en agosto, con un aumento de los aranceles del 10% al 15-40% en muchas economías. “Este aspecto es particularmente importante, ya que una de las principales vías de impacto arancelario es el efecto sustitución”, explica Lynn Song. “Si bien se ha demostrado que diversas exportaciones chinas tienen una sustituibilidad limitada, una reducción del diferencial arancelario podría mejorar la competitividad de las exportaciones chinas que carecen de sustitutos en el futuro”.

En general, los economistas parecen coincidir en que las exportaciones seguirán soportando el crecimiento de China en la recta final del año, pero la mayor economía asiática podría sufrir incluso así una desaceleración. “La demanda interna continúa siendo moderada debido a la persistente recesión del sector inmobiliario y la incertidumbre laboral”, señala Susan Joho. “Aunque es probable que las exportaciones se mantengan relativamente resilientes y respalden el crecimiento, se prevé que la economía china se desacelere en el segundo semestre del año debido a la persistente debilidad interna y al impacto cada vez menor de las medidas de estímulo anteriores”.

Julius Baer prevé que la economía china crecerá un 4,7% en 2025 en general, tras un crecimiento del 5,3% en el primer semestre de 2025.

Los acuerdos de Japón y Corea del Sur

Como se mencionaba anteriormente, China no ha sido el único objetivo de los aranceles de Trump. Las otras dos grandes economías de la región, Japón y Corea del Sur, también se han visto golpeadas. No obstante, ambos países han alcanzado ya acuerdos comerciales bilaterales con EEUU, por lo que al menos se ha eliminado la incertidumbre.

Japón, de hecho, fue uno de los primeros países que logró llegar a un acuerdo con EEUU. El 23 de julio se anunciaba este pacto, que incluye un arancel del 15% a los productos nipones y una inversión japonesa de 550.000 millones en la economía estadounidense. Entre las ‘victorias’ para Japón, los aranceles adicionales sobre los automóviles japoneses se reducen al 12,5%, desde el 25% inicialmente planeado.

JP Morgan Global Research estima que la reducción de los aranceles podría impulsar las ganancias corporativas en 3 puntos porcentuales y el PIB en 0,3 puntos porcentuales interanuales. “Más allá del impacto directo en la economía y las ganancias corporativas, la reducción de los aranceles probablemente allanará el camino para otro aumento salarial el próximo año. Esto es positivo para los mercados y la economía japoneses”, asegura Rie Nishihara, director de Estrategia de Renta Variable Japonesa en JP Morgan.

No hubo que esperar mucho, hasta el 30 de julio, para que Trump anunciara un acuerdo con Corea del Sur para aplicar un arancel también del 15% a las importaciones de este país. Tras este acuerdo, la nueva tasa arancelaria efectiva media será del 13,5%, calculada por JP Morgan Global Research con base en una tasa arancelaria universal del 15%, una tasa arancelaria del 50% para el acero y el aluminio y una exención para los productos tecnológicos. 

“La tasa arancelaria efectiva es ahora aproximadamente similar a la tasa arancelaria efectiva general de EEUU; por lo tanto, el problema para el rendimiento de los exportadores coreanos no sería una perturbación relativa de los precios en el mercado estadounidense, sino un posible efecto negativo en los ingresos, si lo hubiera”, señala Seok Gil Park, economista jefe para Corea de JP Morgan. La firma estadounidense augura un crecimiento del 2% para el PIB surcoreano en el tercer trimestre.

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