Bruselas presentará un plan para aliviar las trabas administrativas del sector agrícola
Las protestas del sector agrícola prosiguen. Se suceden las jornadas de movilizaciones sin horizonte fijo. Bloqueos en las vías, en los accesos a puntos tan relevantes como Mercabarna o en la frontera con Francia protagonizan titulares en la segunda semana de manifestaciones. Por lo pronto, Bruselas trabaja por aplacar el descontento de un sector de especial relevancia en el entramado comunitario. La Comisión Europea presentará, en las próximas semanas, una propuesta para reducir las trabas administrativas del sector agrícola.
Tal intención la anunció la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, hace un par de semanas: presentará una propuesta para reducir las trabas burocráticas antes del próximo Consejo de ministros de Agricultura del 26 de febrero. Sin embargo, ya constaba en la lista de prioridades de Bruselas esta simplificación, explican desde el Ejecutivo comunitario.
«Tenemos que defender los intereses legítimos de los agricultores en nuestras negociaciones comerciales, en particular a la hora de garantizar la igualdad de condiciones en términos de normas cuando cerremos acuerdos comerciales. Y soy muy sensible al mensaje de que los agricultores. Están preocupados por la carga administrativa «, dijo la alemana tras un encuentro de líderes de la UE marcado por las protestas de 1.300 tractores que bloquearon la capital comunitaria.
Las políticas verdes puestas en marcha desde Bruselas chocan de lleno con los intereses del sector agrícola. Las manifestaciones que bloquean las principales capitales europeas vieron escuchadas sus demandas en una reunión entre la agrupación de cooperativas europea, Copa-Cogeca, con la presidenta de la Comisión Europea, el primer ministro belga, Alexander de Croo, y el primer ministro de Países Bajos, Mark Rutte, hace dos semanas. Las quejas se manifiestan en diferentes frentes: las dificultades del sector primario, reducir las trabas burocráticas del sector, al rechazo por las políticas de sostenibilidad dispuestas desde Bruselas o las exigencias impuestas por la UE a la producción comunitaria frente a la de otros orígenes.
Este último debate tiene su exponente más reactivo en el acuerdo de libre comercio con Mercosur. Los países latinoamericanos rechazan de lleno las condiciones adicionales requeridas por la UE. Son las mismas que cumplen los agricultores del bloque: en términos sanitarios y de sostenibilidad medioambiental. Sin estos requisitos, aquejan los agricultores europeos encabezados por los franceses, los productos de la UE estarían en desigualdad de condiciones.
Ayer, la Comisión Europea ha dado un paso más para contentar al sector y ha anunciado que flexibilizará el uso de las tierras en barbecho. La excepción parcial entra en vigor este miércoles y se aplicará de forma retroactiva desde enero hasta diciembre. Permitirá que en ese 4% obligatorio de tierras en barbecho o no productivas, los agricultores cultiven plantas que fijen nitrógeno, como lentejas, guisantes o habas.
La jefa del Ejecutivo comunitario ha reconocido la resiliencia de un sector que ha formado parte de los pilares fundacionales de la UE, con la política agraria común. Igual que sucede ahora con Ucrania, la adhesión de nuevos países al club comunitario ha suscitado el recelo del sector agrícola: por un lado, aumenta la competencia, por otro, implica redistribuir las partidas de fondos. En todo caso, Von der Leyen ha reconocido la resiliencia del sector a la pandemia y a la crisis de los precios de la energía. También la importancia de este sector económico para la seguridad alimentaria de la UE.
Ha transcurrido poco más de una semana desde una de las concesiones al sector agrícola de la jefa del Ejecutivo comunitario. La presidenta de la Comisión Europea retiró la propuesta para reducir el uso de pesticidas, herbicidas e insecticidas químicos que se usan en la UE hasta 2030. La propuesta se convirtió en un símbolo de «polarización», según la alemana, que pondrá sobre la mesa un texto en la misma línea, pero «más maduro» y con «la participación de las partes implicadas».