BBVA recurre ante el Supremo las condiciones del Gobierno para su fusión con Banco Sabadell
No es un culebrón de verano, pero ya van más de 15 meses desde que el BBVA anunciara su intención de comprar el 100% de Banco Sabadell. En este periodo de tiempo ha pasado de todo. Desde los intentos permanentes de la entidad catalana para eludir la compra hasta todas las maniobras legales de la entidad vasca para mantenerla y seguir adelante. El último paso, y en este agosto se han intensificado los movimientos, es el recurso presentado ante el Tribunal Supremo por el BBVA contra las decisiones adoptadas por el Gobierno para autorizar la OPA.
La entidad que preside Carlos Torres considera excesivo el tiempo de tres años, ampliables a cinco, para ejecutar la fusión. El Consejo de Ministros se lo había dejado claro en ese periodo de tiempo ambas entidades tendrán que operar de forma autónoma y no se podrá despedir a ningún trabajador. Es la primera vez en la historia de la banca española que se pone este tipo de condiciones, según el Gobierno, para proteger a clientes, accionistas y trabajadores. Por este motivo, la entidad vasca ha recurrido ante la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Supremo estas condiciones del Ejecutivo.
Los argumentos del recurso son variados. En primer lugar, por el “perjuicio irreparable” para sus intereses legítimos. Habrá que esperar a la decisión del Supremo sobre si admite o no el recurso.
En todo caso, este nuevo paso no afectará a la OPA presentada, que seguirá su curso con independencia de lo que suceda en el Alto Tribunal. Se espera que en septiembre la CNMV autorice el folleto informativo de la OPA, y que a finales de ese mismo mes o principios de octubre, los accionistas de Banco Sabadell se pronuncien sobre si aceptan la prima que les ofrece. BBVA solo necesita que el 49% de las acciones de la entidad catalana respalden su oferta. Y si lo logra, comenzarán los nombramientos de los consejeros y el diseño de la estrategia a seguir. El problema es que si durante tres, o cinco años, deben tener estrategias separadas, al estar obligados a ser bancos independientes, las medidas tendrán que cambiar, pese al desembolso que se haya hecho por la compra.
Una normativa aprobada en 2007
Pese al recurso, que respetan en el Ministerio de Economía, lo cierto es que el departamento de Carlos Cuerpo defiende su actuación ante este OPA, asegurando que se ajusta a la normativa nacional, vigente desde 2007, y que se ha aplicado en otras ocasiones. Para reforzar su actuación recuerdan que existen informes de la Abogacía del Estado e instituciones involucradas que la avalan.
Los plazos establecidos para que la fusión de ambas entidades se ha efectiva, según explicó Cuerpo, se debe a que se busca «maximizar el valor de los bancos de forma independiente», lo que redundará en los clientes, las empresas y la protección de la «proximidad territorial». El resultado es que se preservará la inversión, la protección de los trabajadores y el mantenimiento de la plantilla. O dicho de otra forma, no se podrá despedir a nadie de las dos plantillas, excepto por cuestiones operativas o comerciales.
Y transcurridos esos tres años, el Gobierno deberá decidir si amplía otros dos años el retraso de la fusión o da su autorización definitiva. No cabe duda, de que en el BBVA confían en que este periodo se acorte sustancialmente, ya que en menos de dos año habría un nuevo Gobierno.
Banco Sabadell sigue ganando tiempo
Si hay algo que parece claro en todos los movimientos que se han producido en estos más de 15 meses, es que en el Banco Sabadell han ido ganando tiempo para retrasar lo que podría parecer inevitable. Evidentemente, si pese a todos los obstáculos, BBVA sigue adelante con su OPA es porque confía en contar con los apoyos suficientes. Y es que de nada le ha servido a la entidad catalana vender su filial inglesa TSB al Banco Santander, uno de los competidores directos de BBVA en el mercado nacional, ni ofrecer a sus accionistas 2.500 millones de euros en dividendos. Así lo decidieron los accionistas el pasado 6 de agosto. La entidad vasca, cinco días después, el 11 de agosto, confirmaba su intención de seguir adelante.
En BBVA tienen que dedicar lo que resta de agosto para seguir haciendo cuentas y ver si la operación resulta rentable, y cómo se puede ver afectada su reputación. De momento, los primeros datos parecen haber confirmado que siga adelante. Antes de la venta de TSB y el dividendo de 2.500 millones, en el BBVA esperaban unas sinergias de 850 millones de euros al año. Pero eso era sin las condiciones del Gobierno ni las últimas acciones de Banco Sabadell.
Su último paso será pasar en el folleto informativo a la CNMV la oferta de compra. Entonces se conocerá si BBVA mejora su oferta de compra, ya que en 15 meses las acciones de Banco Sabadell se han revalorizado significativamente. Y, sobre todo, se conocerá cómo llevará a cabo la fusión, pese a todas las condiciones.















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