Barrick Mining: resultados históricos y un potencial que desafía al oro
Desde comienzos de año, el oro se anota en torno a un 27% desde los 2.639 dólares en los que cerró 2024 y que le mantiene pegado a los máximos históricos del metal. Las estimaciones para el oro siguen siendo optimistas más cuando seguimos asistiendo a capítulos de volatilidad de la mano, especialmente, de Trump. Esta misma semana, la intentona del mandatario de Estados Unidos de interrumpir la independencia de la FED ha encendido la alarma entre los inversores, que acuden al oro como activo refugio.
«Con una base macro de desaceleración en EE. UU. o incluso un entorno de estanflación en los próximos meses, seguimos siendo positivos sobre las perspectivas para el oro. La Reserva Federal está lista para bajar los tipos de interés, a pesar de que la inflación sigue rondando el 3% y los aranceles probablemente mantendrán los precios elevados. El impacto de estos últimos y una oferta laboral en desaceleración también desencadenarán un entorno de crecimiento débil. Esta combinación debería impulsar el oro, que compite de tú a tú con un dólar en devaluación como refugio seguro y depósito de valor. Nunca hemos visto esta escala de incertidumbre y cambio en torno a la política de aranceles, y los efectos aún están por disiparse. Además, el tamaño del déficit presupuestario de EE. UU. genera preocupaciones sobre el debilitamiento monetario, lo que refuerza aún más el caso a largo plazo para el oro», dice Ian Samson – Gestor de fondos multiactivos en Fidelity International.
Pero además, el proceso de desdolarización al que estamos asistiendo este 2025 ha llevado a que países e instituciones reduzcan su dependencia del dólar, optando por monedas locales y oro. Sólo un dato: en los últimos tres años, los bancos centrales han acumulado más de 1 000 toneladas anuales, un ritmo récord histórico. En el acumulado del primer semestre, las compras netas de los Bancos Centrales alcanzaron las 415â¯toneladas, el volumen más bajo desde 2022 después de un primer trimestre, según datos del World Gold Council, con el volumen más alto de los últimos años y en línea con la tendencia de acumulación récord iniciada tres años antes.
Según el listado más reciente del World Gold Council (basado en estadísticas del FMI), con las posiciones principales actualizadas a mayo de 2025, Estados Unidos es el país con más oro, cerca del 80% de sus reservas internacionales, seguido de Alemania, Italia y Francia, cada una con más del 70% de sus reservas en oro. Por otro lado, Rusia y China se ubican en la “segunda línea”, con un fuerte impulso en acumulación durante la última década, coincidiendo con importantes eventos geopolíticos.
Y parece que esto no sólo se va a mantener sino que va a aumentar, lo que podría seguir impulsando al alza el precio de la materia prima. Además, «la oferta de oro se encuentra muy restringida, lo que significa que incluso un pequeño aumento en su porcentaje en las carteras podría mover la aguja: por ejemplo, si los inversores extranjeros decidiesen mover una parte de los 57 billones de dólares que actualmente tienen en activos de EE. UU., el oro sería un más que probable destinatario», dice el experto de Fidelity.
RBC dibuja un precio para finales de año de 3722 dólares por onza y un precio promedio de 3.789 dólares para 2026. Esto arroja un potencial superior al 10% sobre el precio al que cotiza actualmente este “refugio sin pasivos detrás”. Hay incluso casas de análisis más optimistas, como JP Morgan, que habla de un precio de 3.675 dólares en el cuarto trimestre de este año que incluso podría subir a los 4000 dólares por onza en el segundo trimestre de 2026 ante riesgos como las tarifas, recesión o la ya mencionada fortaleza en la demanda de los banqueros centrales. E incluso, dice la entidad norteamericana, aunque los fundamentales no justifiquen estos precios, movimientos de volatilidad como los actuales han llevado a un nuevo piso en el precio del oro en los 3100-3500 dólares por onza.
Con esta evolución y, sobre todo, estas perspectivas, hay activos que no sólo lo están haciendo bien sino que tienen todos los mimbres para atacar niveles históricos. Uno de ellos es Barrick Mining, la hasta hace unos meses conocida como Barrick Gold y que este mismo año ha cambiado su nombre ante su creciente enfoque en el cobre, que supone actualmente un 20% de su producción y que podría aumentar al 30% para 2029.
La compañía registró en sus últimos resultados un beneficio por acción de 0,47 dólares, el más alto desde 2013 con ingresos netos de 811 millones de dólares y un aumento del 50% en el dividendo. Además, la compañía recompró en el trimestre un total de 13,5 millones de acciones, totalizando 21,19 millones en el año.
A pesar de la menor producción del oro, debido principalmente a la suspensión del complejo Lóbulo – Gounkoto, la rentabilidad en este segmento se vio impulsada por un precio realizado del oro de 3.295 dólares por onza, superior al promedio de 3.220 dólares del trimestre. La compañía además mantuvo su guía de producción de oro para 2025 entre 3,15 u 3,50 millones de onzas. Lo que ha permitido al mercado estimar un crecimiento significativo: +60â¯% en beneficios en 2025 y +25â¯% en 2026, muy por encima de los promedios del S&Pâ¯500.
El valor parece que está descontando en bolsa estas buenas perspectivas con una revalorización en el año por encima del 70% y que le ha llevado a marcar máximo anual tras máximo hasta niveles que no veía desde 2022. Los siguientes objetivos que determina el gráfico son los máximos de 2020, en los 30 dólares que, en caso de mantener la tendencia, podrían llevarle a los 32 dólares y los 42 dólares como objetivo, una de las resistencias que marcó el precio allá por 2012.
El consenso es algo más cauto sobre el valor, con un precio objetivo de 27,33 dólares que está a un 3,4% de los precios actuales y con recomendación de compra para la minera. Un precio que se ha elevado notablemente desde que el pasado mes de abril comenzó la reacción al alza del valor, tiempo en que los analistas estimaban un objetivo de 19,30 dólares.
















