Así logra la gente comprar casas de 300.000 euros
El acceso a la vivienda sigue siendo una de las principales preocupaciones de las familias españolas, la demanda no se detiene, y esto tiene una explicación muy concreta: todavía hay compradores con capacidad económica para asumir los precios actuales. ¿Pero quiénes son y de dónde sale ese dinero?
Uno de los perfiles más activos en el mercado es el comprador de reposición. Se trata de quienes adquirieron su vivienda hace entre 10 y 20 años, a precios notablemente más bajos que los actuales, y que ahora aprovechan la revalorización de ese activo para dar el salto a otro inmueble mejor. Son personas que ya han amortizado buena parte de su hipoteca y que pueden vender su vivienda con un beneficio importante, que utilizan como entrada para la nueva compra.
El funcionamiento es simple: se vende el piso por una cifra que puede rondar los 200.000 euros, se cancela una hipoteca pendiente que suele estar ya muy reducida —unos 50.000 euros, por ejemplo— y con el resto, se financia parte de una nueva vivienda que fácilmente supera los 300.000 euros. Aunque en muchos casos vuelven a hipotecarse, ya lo hacen con una posición financiera mucho más cómoda y, muchas veces, con mejores condiciones por tener un mayor porcentaje del precio abonado de inicio.
Este fenómeno explica en parte por qué, pese a los tipos altos, el mercado sigue moviéndose. Las familias con vivienda en propiedad y cierta antigüedad tienen margen de maniobra. Y aunque suelan endeudarse de nuevo, lo hacen partiendo de una base más sólida que quienes compran por primera vez.
El segundo perfil es el del comprador que lleva años ahorrando de forma rigurosa. Aquí entran tanto familias con ingresos medios que han controlado el gasto durante largo tiempo como profesionales con sueldos altos que destinan gran parte de su renta al ahorro. Muchos de estos compradores no tienen prisa, van al contado o con poca financiación, y tienen como ventaja su baja exposición a las fluctuaciones del Euríbor.
Por último, el dinero familiar sigue jugando un papel determinante. Las herencias, las donaciones bonificadas entre padres e hijos y el ahorro compartido dentro del núcleo familiar permiten que muchos jóvenes den el paso hacia la compra. En comunidades como Andalucía, donde las donaciones tributan a apenas un 1% del importe, estas transferencias de capital se han convertido en una vía cada vez más habitual para lograr la entrada necesaria para una hipoteca. Una ayuda de 40.000 o 50.000 euros por parte de los padres marca la diferencia entre quedarse fuera o poder negociar con un banco.
Mientras los sueldos no crecen al ritmo de los precios de la vivienda y los tipos de interés no vuelven a niveles más bajos, estos perfiles seguirán sosteniendo el mercado. Son compradores con capital propio, ya sea por una venta previa, una herencia o años de ahorro, que no dependen tanto de la financiación total ni del tipo hipotecario.

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