Argentina se encomienda a un rescate de EEUU para evitar un derrumbe económico

Argentina se encomienda a un rescate de EEUU para evitar un derrumbe económico



Cuando Javier Milei ganó las elecciones presidenciales de Argentina en 2023, los mercados se frotaron los ojos, incrédulos: he aquí un presidente llegado a la Casa Rosada con la promesa de ejecutar reformas económicas masivas e históricas. Un presidente con el mandato de acometer eso que los argentinos habían cometido en un tabú: un ‘ajuste’ que sería tan duro como necesario ante la inestabilidad crónica en la que se había asentado la economía del país sudamericano. Y la confianza de los mercados respaldó sus primeros movimientos, en un círculo virtuoso en el que llegaban los dólares que Milei necesitaba para amortiguar los impactos de sus medidas y ofrecer un horizonte de crecimiento detrás de los meses complicados que recorrían.

Pero una derrota electoral sin paliativos en la mayor circunscripción del país, la provincia de Buenos Aires, ha hecho que la confianza se esfume y ha dejado al presidente mirando al mismo barranco que ya se tragó a Mauricio Macri en 2019. Ahora el ‘libertario’ se enfrenta a una delicada situación, una cuenta atrás donde las reservas de su banco central son el colchón que mantiene viva a su moneda y a su Gobierno. El golpe político ha bloqueado la entrada de dólares que antes actuaba como un viento de cola para sus políticas, y la economía se ha gripado ante la idea del retorno de los peronistas o un bloqueo político mucho más amplio tras las elecciones en Buenos Aires. La única esperanza ahora mismo es un rescate por parte de EEUU, un Gobierno ‘amigo’ que ya ha ofrecido buenas palabras.

Tras días de verdadero sufrimiento en el mercado cambiario, Milei ha anunciado que negocia con EEUU un préstamo que le ayude a defender el peso. Scott Bessent, secretario del Tesoro de EEUU, ha salido al paso para decir que su país está dispuesto a ejercer «todas las opciones para la estabilización del país». Del mismo modo que Mario Draghi con la España de 2011, este particular ‘Whatever it takes’ ha servido para calmar a los mercados. Los bonos han borrado la semana de pesadilla que se ha vivido tras los escándalos de sobornos de la hermana de Milei y los problemas políticos tras las elecciones de Buenos Aires que han quebrado la confianza.

El peso vuelve a hundirse

La semana pasada se intervino el mercado cambiario por primera vez desde abril. La decisión se tomó mientras su moneda local se derrumbaba un 14% en cuestión de horas frente al dólar. Con esta caída se rompía el techo del tipo de cambio establecido por el Gobierno y el FMI de 1.474 pesos. La prima de riesgo, ante esta situación, superó los 1.500 puntos básicos el pasado viernes. La intervención de Bessent, que ha hablado públicamente para pedir calma, ha servido para frenar ese hundimiento, y el riesgo ya se desmorona un 21,7% hasta los 1.140 puntos básicos.

Uno de los grandes problemas de Argentina son los constantes bandazos en su economía. Cada vez que un presidente intenta reformar las medidas proteccionistas e intervencionistas que atenazan el crecimiento del país, la crisis que provocan esas reformas acaba igual: un derrota sin paliativos en los siguientes comicios y un retorno veloz al ‘statu quo’ anterior. Sin un pacto nacional que garantice que tanto el peronismo como los partidos liberales vayan a continuar con un plan de reformas a largo plazo, pase lo que pase, la única garantía de que se mantengan es que los presidentes ‘reformistas’ sigan ganando elección tras elección.

Y el pasado 7 de septiembre, las elecciones legislativas de la Provincia de Buenos Aires despertaron el pánico entre los inversores. Las encuestas pronosticaban un empate técnico entre los libertarios de Milei y los peronistas, tradicionales dominadores en esa circunscripción, en la que reside un 40% de la población del país. Una victoria o una derrota por la mínima en ‘territorio enemigo’ -algo comparable a, por ejemplo, una victoria del PSOE en Madrid o del PP en Cataluña- habría supuesto un triunfo político sin precedentes para Milei y habría pronosticado una victoria arrolladora en el resto del país.

La realidad, sin embargo, se quedó muy lejos de los sondeos. Los peronistas arrasaron por más de 13 puntos, una victoria incontestable, y la alianza entre La Libertad Avanza, el partido de Milei, y el centro-derecha tradicional del PRO, se derrumbó del 50% que sumaron por separado en 2023 a apenas un 33%. Los votantes centristas que le dieron la victoria a Milei en la segunda vuelta entonces decidieron quedarse en casa como protesta. Y la señal que eso ofrece de cara a las elecciones legislativas nacionales del próximo 26 de octubre, en las que el libertario se juega poder seguir avanzando con sus reformas o quedar convertido en un ‘pato cojo’ a merced del peronismo, es pésima. La confianza de los mercados se ha evaporado de repente.

Buscando dólares desesperadamente

Ante esta situación, el peso y el bono cayeron con fuerza, hasta el punto que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) tuvo que salir al paso el pasado viernes para defender su moneda con una triple intervención la semana pasada: 678 millones utilizados para apoyar a la divisa nacional el viernes, 379 millones el jueves y 53 millones el miércoles. El ministro de Economía, Luis Caputo, dijo a los medios locales en una rueda de prensa que «venderemos hasta el último dólar» para mantener al peso.

La desesperación para conseguir dólares con los que frenar la caída del peso es tan grande que este lunes, Milei ha anunciado que suspende los impuestos de exportación a los productos agrícolas, una de las principales fuentes de ingresos de la Hacienda argentina. El objetivo es incentivar a los agricultores a vender sus productos e ingresar una montaña de dólares este mes, para que el BCRA tenga ‘munición’ con la que defender el tipo de cambio antes de las elecciones, aun a costa de reducir los ingresos fiscales del país y descuadrar las delicadas cuentas públicas.

El problema es que el Banco Central no está sobrado de divisas con las que defender su moneda: aunque sus activos en dólares rondan los 40.000 millones oficialmente, en la práctica esa cifra es mucho menor, porque Argentina tiene también grandes cantidades de deudas en dólares ya comprometidas. Según los cálculos del FMI, institución a la que Buenos Aires debe 41.000 millones, las reservas ‘reales’ del BCRA rondan los 4.700 millones de dólares. Y los cálculos de la Universidad Francisco Marroquín, que incluyen bonos a largo plazo que el FMI excluye de sus mediciones, apuntan a que las reservas del banco central argentino en realidad están en rojo, con deudas que suman 9.200 millones de dólares más que todos los ‘billetes verdes’ que tiene en sus arcas.

Mali Chivakul, economista de mercados emergentes en J. Safra Sarasin Sustainable AM, comenta que «la recuperación de Milei es uno de los casos de ajuste más rápidos y profundos de la historia» pero «está sujeto a riesgos significativos». Al cierre de 2024, los grandes riesgos eran «la capacidad de acumular divisas en un tiempo tan corto y la capacidad de la población de soportar un ajuste tan significativo». Estas eran las dos patas que tenían que sostener el impulso de Milei y «las elecciones ponen de manifiesto que la segunda preocupación sale a la superficie» y la primera «está presente», dado que «no se ha alcanzado el ritmo de reservas que el FMI estimó para verano y Argentina necesita una moneda más débil para lograr ese superávit por cuenta corriente que lo genere». Pero una devaluación brusca del peso reactivaría la inflación, uno de los pocos éxitos de los que puede presumir ampliamente el mandatario.

El milagro, en peligro

Con esa confianza rota, el milagro de Milei está en peligro, y comienza una carrera contrarreloj. «El reciente estancamiento en la recuperación económica y el escándalo de corrupción han afectado la confianza de los votantes. La reacción negativa del mercado a los recientes resultados en la Provincia de Buenos Aires sugiere que se ha descontado un camino de ajuste mucho más débil». En consecuencia, «el ruido político hasta las elecciones legislativas del próximo 26 de octubre mantendrá las primas de riesgo elevadas».

Desde Pantheon Research explican que, precisamente, la economía a nivel macro está empezando a fallar, y esa es otra de las alarmas que, junto con la política, están impulsando el riesgo país. «La tan comentada recuperación de Argentina se detuvo en el segundo trimestre, al no consolidar el progreso logrado en los tres trimestres anteriores. El PIB real aumentó un 6,3% interanual, pero esta fortaleza refleja efectos de base favorables. La dinámica subyacente fue mucho menos alentadora: sobre una base desestacionalizada, el PIB se contrajo un 0,1% intertrimestral, la primera caída en un año. Tras tres trimestres sólidos, la actividad económica muestra ahora signos de agotamiento».

La confianza del consumidor cayó un 13,9% intermensual en agosto, mientras que la manufactura se contrajo un 2,4% interanual en julio. Además, el crecimiento del crédito se ha estancado. «Una recesión técnica es cada vez más plausible, la caída de los ingresos fiscales y el debilitamiento de los indicadores financieros indican que la debilidad se pronunciará los próximos meses». Detrás de esto, según los expertos de la firma, están los elevados tipos de interés que el banco central ha impuesto para controlar la inflación existente.

Esos ‘tipos de interés’ no son exactamente como los del BCE y la Fed. En este caso, se han subido al 53% los ‘encajes bancarios’. Es decir, se trata de los depósitos que tienen que tener por ley los bancos como reserva y no pueden gastar. El resultado es claro: una enorme cantidad de pesos sale de la economía y con ello se combate la inflación al tiempo que se contiene el avance del dólar. Sin embargo, esta medida, como tantas otras que ha tomado el gobierno de Argentina, no es una solución mágica, sino que se trata de un notable sacrificio para contener los precios. La explicación es que, con esa restricción, la actividad económica se ve afectada ante la falta de liquidez en la economía. Este es el motivo fundamental por el que se produjo esa ligera contracción del 0,1% del PIB tras la recuperación de finales de 2024.

A cambio, se ha logrado un 1,9% de inflación intermensual frente al 25% que Milei encontró en diciembre de 2023, el mes anterior a que tomase las riendas de la nación sudamericana. La Universidad Francisco Marroquín indica que «Milei heredó una inflación de 25.5% mensual o más de 200% anual. El país se dirigía en camino a la hiperinflación». Sin embargo, todo este camino se centra en la capacidad que tenga para mantener estas reformas, algo que parece cada vez más complicado.

De momento, el delicado equilibrio se mantiene gracias a la intervención del banco central usando sus dólares para mantener a flote el peso. Sin embargo, «esta dinámica no es sostenible», afirmó Gabriel Caamaño, economista de la consultora financiera Outlier, en una entrevista con el Financial Times. «No tanto porque se vayan a quedar sin dólares, sino porque con tantos pesos que se están sacando de circulación para convertirlos a dólares, el impacto en la actividad económica será muy fuerte».

Recuerdos de 2019

Esta situación, de todas formas, no deja de ser muy parecida a la que sufrió en sus carnes Mauricio Macri en 2019. El entonces presidente conservador, del PRO, perdió ante el peronismo en las primarias presidenciales, una especie de ‘macroencuesta’ con votos reales. Aunque aquella votación no decidía nada oficialmente, el pronóstico era tan negativo que los mercados entraron en pánico, obligando a Macri a recuperar el llamado ‘cepo cambiario’ para frenar la fuga de capitales. Esa crisis empeoró la delicada situación de la economía durante la campaña electoral, y ayudó a devolver al kirchnerismo al poder cuando llegaron las elecciones de verdad.

Esta vez, Milei canceló las primarias para evitar una derrota similar que desatara una crisis antes de las elecciones legislativas de mitad de mandato. Pero Axel Kicillof, exministro de Economía de Cristina Fernández de Kirchner, gobernador de la Provincia de Buenos Aires y probable candidato peronista para 2027, decidió adelantar las elecciones provinciales para provocar el mismo efecto. Y su jugada le ha salido redonda: Milei ha sufrido el mismo batacazo preelectoral y ha acabado sumido en el mismo caos que Macri en 2019. Su mayor ventaja es que aún le quedan dos años de mandato. Pero si Milei sale de las elecciones legislativas de octubre derrotado, con una mayoría absoluta peronista en el Congreso y el Senado y la economía en caída libre, su segunda mitad de presidencia puede ser una tortura.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky





Fuente