Amusátegui, el nonagenario abogado del Estado que cobra pensiones multimillonarias del Ibex

Amusátegui, el nonagenario abogado del Estado que cobra pensiones multimillonarias del Ibex



A sus 93 años, el nombre de José María Amusátegui sigue generando interés y controversia en algunos círculos financieros, políticos y sociales de la jet set española.

Gaditano hijo de marinos, licenciado en derecho por la Complutense de Madrid, abogado del Estado por oposición desde 1959 y desde entonces ascendente gestor de empresas públicas y privadas de la mano del que fuera de presidente del Instituto Nacional de Industria Claudio Boada, Amusátegui cultivó durante décadas vínculos estrechos con el poder, las grandes fortunas y las élites empresariales, además de con célebres figuras de la crónica social que aún acaparan titulares veraniegos.



Lo que más puede llamar la atención a algunos, sin embargo, es el patrimonio derivado de sus ‘jubilaciones’ vinculadas a su recorrido en la banca. En especial, en el Banco Hispano Americano, luego Banco Central Hispano y hoy Banco Santander, que junto con su jubilación en Naturgy, superarían ya con claridad los 120 millones de euros en pensiones, según fuentes conocedoras.

En 2001, con 67 años, Amusátegui abandonó el ya denominado Banco Santander Central Hispano (BSCH) tras pactar con Emilio Botín una indemnización cercana a los 44 millones de euros. Desde entonces, habría seguido recibiendo más de cinco millones brutos anuales en concepto de una pensión vitalicia y otros complementos ligados a la entidad, así como medio millón anual por su papel como expresidente de Unión Fenosa, luego Naturgy. Unas cifras que lo sitúan entre las personalidades con mayores ingresos pasivos en España.

El ‘bon vivant’ por excelencia

Aunque estas indemnizaciones y pensiones se encontraban dentro del marco legal y contractual vigente, la cuantía y duración de estos pagos generaron debate público sobre la proporcionalidad y transparencia en las retribuciones a altos cargos en la banca. El propio Tribunal Supremo, tras reconocer la legalidad de esta ‘jubilación de oro’ en 2006 por haber sido respaldada por los accionistas, afeó que transgredía ostensiblemente los topes máximos que rige la ética y la sensibilidad social.

Con todo, lejos de una vida retirada, Amusátegui sigue cultivando su gusto por el lujo y el buen vivir. Quienes lo conocen comentan que alterna avión-yate y residencias en Marbella y La Moraleja así como un piso en la Castellana, mantiene una profunda amistad con figuras de la socialité como Isabel Preysler y frecuenta círculos exclusivos, además de tocar el violín, jugar mucho al dominó y estudiar alemán. Conserva hábitos meticulosos y un hedonismo refinado que impregna su día a día, en el que le acompañarían Amalia de León Blanco, antes secretaria y luego esposa, y su chófer, Gerardo.  

Legado empresarial

Durante décadas, Amusátegui ha sido un jugador clave en la arena política y empresarial. Cercano al PSOE en democracia, mantuvo una profusa amistad con figuras como el superministro de Felipe González Miguel Boyer -de ahí la relación con Preysler- o Mariano Rubio, gobernador del Banco de España entre 1984 y 1992. Su red de contactos ha incluido también a otros célebres como el exministro de Defensa Eduardo Serra y el político de Alianza Popular Antonio Hernández Mancha, ambos también abogados, o los nombres empresariales de Antonio Escamez Torres Jesús Sainz Muñoz.

No todas sus relaciones han sido pacíficas. Cuentan fuentes cercanas que se ha enfrentado con antiguos compañeros como Fernando de Asua, vinculado al Santander hasta el fallecimiento de Botín, y mantiene distancia con quien salió con él de BSCH para dejar paso a Emilio, Ángel Corcóstegui, otrora su gran confidente. Las conocidas empresarias Koplowitz se habrían enfadado con él cuando bloqueó la fusión entre FCC y Dragados, maniobra que allanó que esta última acabara después en manos de Florentino Pérez, una huella de Amusátegui que perdura hasta hoy.

El relevo lo lidera uno de sus hijos, José María como su padre, al frente del fondo de capital riesgo Kibo Ventures, con más de 300 millones en activos bajo gestión, tras una trayectoria que incluye más de una década en la división de gestión de grandes fortunas del banco UBS así como 15 años de vínculo con la gestora Cygnus, de la que fue socio fundador como con Kibo.

Otra de las nueras de Amusátegui, Cristina García Perri, es una figura prominente en el sector financiero: consejera de Bankinter y socia de Azora, una de las principales gestoras inmobiliarias del país. Casada con Luis, otro de los hijos de Amusátegui, se dice que sus consejos influyen también en las decisiones de inversión familiares, aportando visión estratégica y conexión con el mercado actual.







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