AMPLIACIÓN AEROPUERTO BARCELONA EL PRAT
Cuando Aena despegó, en 2021, con su propuesta de prolongación de la pista más cercana al mar siempre insistió en que necesitaba, como mínimo, 3.160 metros frente a los 2.660 actuales. Esa distancia de poco más de tres kilómetros, insistían, les garantizaba que los aviones más grandes pudieran operar en el aeropuerto de Barcelona-El Prat. Tanto tiempo después, a copia de paciencia y «creatividad», según alguno de los negociadores, el Govern y el gestor aeroportuario han consensuado la solución técnica que han presentado este martes, que consiste en arañar distancia de los extremos, de La Ricarda y El Remolar.
Fuentes de la Conselleria de Territori detallan que la propuesta de cuatro años atrás del gestor aeroportuario «transformaba» un total de 930 metros, a pesar de que nunca se había concretado tanto como ahora. Incluía una zona pavimentada de 680 metros (de los que 120 estaban en El Remolar) y, en el sector de La Ricarda, otros 240 metros que comportaban la ocupación de dos terceras partes de la laguna. Ahora, se han reducido 60 metros de obra civil en la primera parte y 87 en la segunda.
El mirador del aeropuerto de El Prat. / Ferran Nadeu
Optimizar el tiempo
El acuerdo es que la afectación sea de 500 metros, prosiguen. La futura 6R/24L de El Prat reducirá el sector pavimentado en ambos espacios naturales y aprovechará la zona de seguridad, conocida como RESA, para los despegues. Las siglas provienen del inglés ‘Runway End Safety Area’ (zona de seguridad al final de pista). Además, de esta manera se logra mantener la configuración segregada actual, es decir, que las salidas y llegadas del aeropuerto se hagan por pistas diferentes y se optimice el tiempo entre vuelo y vuelo, es decir, que sean lo más ágiles posible y se logren 90 operaciones por hora, como pide Aena.
De paso se siguen esquivando las zonas residenciales de Gavà y Castelldefels, ya que las aerolíneas giran hacia el mar solo despegar, con lo que se evita la contaminación acústica de unas poblaciones especialmente activas contra el ruido. Otro de los conflictos que se sortea es el de los proyectos de ampliación del Port de Barcelona, que este martes aplaudía la solución final. Su presidente, José Alberto Carbonell, ya había alertado en público y en privado que el progreso de ambas infraestructuras debían ser compatibles.
Una de las vallas perimetrales del aeropuerto de El Prat donde se alerta de la existencia de aves. / Ferran Nadeu
RESA vegetales
Además, la propuesta plantea que, de los 240 metros de RESA que habrá en cada extremo de la pista del mar, 180 serán vegetales, con lo que el impacto en el entorno será inferior, subrayan las mismas fuentes. Las RESA actuales son de 125 metros, con lo que había margen para hacerlas crecer. La voluntad es que esas áreas, que se rascarán quirúrgicamente de los extremos de la pista del mar, se conviertan en carreras para permitir el despegue de los aviones y, aventuran, conviertan El Prat en un aeropuerto de rutas de largo radio.
Suscríbete para seguir leyendo















