Escasez global y demanda récord: invertir en agua ahora o quedarse fuera

Escasez global y demanda récord: invertir en agua ahora o quedarse fuera



El agua, conocida como el “oro azul”, se ha consolidado como un activo estratégico de inversión a medio y largo plazo debido a su carácter esencial y a su creciente escasez. Aunque la Tierra dispone de grandes cantidades de agua, solo una fracción es apta para el consumo humano y su disponibilidad disminuye por la sobreexplotación, la contaminación y los efectos del cambio climático.

Al mismo tiempo, la demanda aumenta de forma constante por el crecimiento poblacional, la urbanización, la industrialización y, más recientemente, por la digitalización y sectores de alta intensidad hídrica como los semiconductores y los centros de datos. Esta tensión estructural entre oferta y demanda ha impulsado programas de inversión pública en infraestructuras hídricas, como el IIJA en Estados Unidos, y ha reforzado el atractivo de las compañías del sector, que ofrecen flujos de caja estables, visibilidad a largo plazo y protección frente a la inflación. 

Por otro lado, el agua tiene un claro componente geopolítico y de seguridad, siendo un recurso crítico en conflictos y un factor que condiciona movimientos migratorios, al tiempo que exige nuevas inversiones en protección de infraestructuras y ciberseguridad. Y, además, la innovación tecnológica en reutilización, desalación, tratamiento y monitorización abre oportunidades de crecimiento para empresas capaces de aportar soluciones sostenibles, combinando impacto social y medioambiental con sólidos fundamentos financieros.

Añadido a todo, el desequilibrio entre oferta y demanda de agua se agrava con rapidez: solo el 0,5%- 0,75% del agua dulce de la Tierra es accesible. El cambio climático intensifica la presión con sequías, inundaciones e infraestructuras envejecidas, y se estima que para 2030 la demanda pueda superar la oferta en un 40%. Por lo que este escenario exige inversiones masivas en infraestructuras, reutilización, desalación y eficiencia, no solo para evitar crisis sociales y geopolíticas, sino también como gran oportunidad de innovación y rentabilidad en toda la cadena de valor del agua.

¿Encaja la inversión en agua con las estrategias de sostenibilidad y criterios ESG?

En este sentido las tres gestoras lo tienen claro, y es un sí rotundo.

Desde Amundi subrayan la conexión directa de la inversión en agua con la sostenibilidad y el ODS 6 de la ONU. Aplica un modelo propio de análisis ESG y una métrica específica (RASS) para medir la contribución a los ODS, con más del 73% de los ingresos de sus compañías en cartera vinculados a estos objetivos. Además, ejerce una propiedad activa para garantizar tanto rentabilidad como impacto ambiental y social tangible.

Fidelity pone el foco en el impacto de Alcance 3, es decir, cómo las soluciones de las compañías por las que apuestan reducen el consumo de agua y energía de clientes y proveedores. Destaca ejemplos como Ecolab, con su ambición de “agua neta positiva” en 2030, y valora especialmente el impacto aguas abajo, un factor que suele quedar fuera de las métricas ESG tradicionales pero que consideran central en su análisis.

Y BNP Paribas AM enfatiza la contribución de la inversión en agua a la sostenibilidad y a la resiliencia climática. Sus fondos, como los del artículo 9 SFDR, miden el impacto con indicadores concretos como agua ahorrada, tratada o distribuida y destacan beneficios sociales como el acceso al agua potable y la mejora de la salud pública, combinando rentabilidad financiera con resultados medioambientales y sociales reales.

Vehículos y estrategias de inversión

Está claro que invertir en agua se ha vuelto cada vez más estratégico a medida que aumentan las presiones globales sobre los recursos de agua dulce. Y hoy en día, los vehículos de inversión en agua incluyen ETFs, fondos temáticos, empresas cotizadas, infraestructuras, utilities y proveedores tecnológicos.

Desde Fidelity International, Cornelia Furse, gestora del fondo Fidelity Funds Water & Waste fund, en este sentido, señala ejemplos como el propio Fidelity Funds Water & Waste, con exposición a utilities reguladas, tratamiento, distribución y gestión de recursos; en el ámbito de acciones, destacan “las utilities Severn Trent y American Water Works, los servicios integrados de Veolia, los distribuidores Core & Main y Ferguson, especialistas en tratamiento como Ecolab, Veralto y Xylem, proveedores de equipos como Pentair y Ebara, o compañías de desalación y eficiencia como Energy Recovery y de infraestructuras industriales como Organo. Y en cuanto al horizonte temporal opina que “la inversión en agua debe plantearse con un horizonte de 10 a 15 años, ya que, pese a elementos cíclicos ligados a la industria, su núcleo defensivo aporta resiliencia y permite capturar crecimiento compuesto y la prima de escasez asociada a este recurso esencial”.

Amundi, por su parte, nos habla de la estrategia KBI Water Strategy como una de las más puras para invertir en agua mediante acciones globales, con más de 25 años de experiencia y un universo centrado exclusivamente en compañías de la cadena de valor hídrica. Martin Conroy, Senior Portfolio manager de KBI Water strategy, Grupo Amundi recalca que esta estrategia “invierte de forma activa en servicios públicos, infraestructuras y tecnología, con foco en tratamiento, distribución, reutilización y soluciones inteligentes. Su sesgo hacia empresas de menor capitalización permite captar innovación y valor oculto, garantizando que el rendimiento esté estrechamente ligado al crecimiento del sector”. Y en cuanto a asignación en cartera, recomiendan “una exposición del 5-10% dentro de una estrategia diversificada, con un horizonte mínimo de 5 años, lo que aporta diversificación frente a tecnológicas sobrevaloradas, menor volatilidad y un posicionamiento estratégico en sostenibilidad a largo plazo”.

José María Luna, socio de Luna Sevilla Asesores Patrimoniales señala ejemplos destacados como Pictet Water (infraestructuras y eficiencia), Robeco Sustainable Water Equities (grandes y medianas compañías de gestión hídrica) o BNP Paribas Aqua (tecnología y tratamiento), junto a productos pasivos como iShares Global Water UCITS ETF, Lyxor MSCI Water ESG o L&G Clean Water. En cuanto al peso en cartera, para un inversor de largo plazo y con tolerancia al riesgo, comenta que lo ideal sería destinar “entre un 5% y un 7% de la cartera, combinando gestión activa e indexada”. Y añade que las áreas con mayor potencial incluyen “infraestructuras de abastecimiento y depuración, reutilización y circularidad, desalación, tecnologías de tratamiento y eficiencia, así como sectores de gran consumo hídrico como la agricultura, la energía, los semiconductores y los centros de datos”.

Y desde el equipo gestor del fondo BNP Paribas Aqua hablan de oportunidades de crecimiento, las cuales dentro del ecosistema hídrico las mayores, según ellos, están en “la eficiencia y el reúso, impulsadas por industrias como la de semiconductores, que requieren grandes volúmenes de agua ultrapura”. Y es que, la complejidad creciente de la fabricación eleva la intensidad hídrica y refuerza la necesidad de innovación en purificación y reciclaje. “Con grandes compañías fijando objetivos de reutilización, estas áreas se consolidan como claves para la inversión sostenible y la innovación futura.

Riesgos regulatorios

Más allá de las oportunidades, la inversión en agua también enfrenta riesgos relevantes. 

El primero es regulatorio, dado que se trata de un sector estrictamente controlado, donde cambios en políticas de precios, estándares de calidad, licencias o prioridades de gasto público pueden limitar márgenes, retrasar proyectos e imponer elevados costes de cumplimiento. 

A esto se suman los riesgos tecnológicos, ya que muchas innovaciones hídricas se encuentran en fases tempranas, con costes altos y riesgo de obsolescencia o de integración difícil. 

También existen riesgos de valoración, tanto por métricas inconsistentes como por periodos en los que los activos defensivos pierden atractivo frente a otros sectores, o en compañías que ya cotizan en niveles exigentes.

En paralelo, los factores de mercado y macroeconómicos, como el aumento de rendimientos reales, recesiones industriales prolongadas, competencia de la deuda soberana o dinámicas arancelarias, pueden presionar a utilities y empresas vinculadas. 

Finalmente, no se pueden olvidar las interrupciones climáticas (sequías e inundaciones) ni los riesgos específicos de ejecución en cada compañía, que exigen una supervisión activa y disciplina en la gestión de posiciones.

Perspectivas en los próximos 10-20 años

Cornelia Furse, gestora del fondo Fidelity Funds Water & Waste fund señala que en los próximos 10–20 años, prevé que la regulación sobre PFAS en EEUU y los marcos en evolución de la UE activen ciclos plurianuales de testeo, tratamiento y eliminación segura, mientras que una mayor adopción de índices/ETFs de agua mejore el benchmarking. “En tecnología, la desalación por ósmosis inversa con recuperación energética saldrá del foco de Oriente Medio y acelerará en Italia, España, EEUU y Australia, a la vez que la reutilización/circularidad gana peso en industria y minería. Además, la digitalización y el auge de centros de datos y semiconductores en EEUU y Europa dispararán la demanda de refrigeración líquida y agua ultrapura. Y en conjunto, la gestora cree que estas palancas refuerzan la seguridad de suministro, reducen emisiones y abren oportunidades de crecimiento duradero en todo el ecosistema del agua.

Por su parte, Martin Conroy, Senior Portfolio manager de KBI Water strategy, Grupo Amundi ve que la IA, la medición inteligente y el análisis predictivo reconfigurarán la gestión del agua, mientras que la UE, Brasil y EEUU (IIJA con 50.000 millones de dólares ya comprometidos) desbloquearán ciclos de inversión en infraestructuras. “En tecnología, la reutilización y la desalinización avanzarán junto a la integración digital, elevando eficiencia y sostenibilidad. El auge de centros de datos y semiconductores en EEUU y Europa disparará la demanda de reciclaje de circuito cerrado, refrigeración y agua ultrapura. Las tecnologías inteligentes reducirán residuos y costes y mejorarán la fiabilidad del servicio”. Por último, advierte que con el cambio climático acelerando la prioridad por la resiliencia hídrica, “estas palancas abren oportunidades de alto crecimiento e impacto a lo largo de toda la cadena de valor del agua”.

El equipo gestor del fondo BNP Paribas Aqua espera que una tarificación del agua más estricta y controles de contaminación más exigentes impulsen prácticas claramente más sostenibles. En paralelo, la reutilización, el monitoreo digital y la ultrapurificación elevarán la eficiencia y la resiliencia de los sistemas. También señalan que una gestión hídrica más inteligente ayudará a abordar escasez, contaminación y déficits de infraestructura, generando beneficios ambientales y sociales medibles y mejorando el valor de la inversión a largo plazo.

Mientras que el socio de Luna Sevilla Asesores Patrimoniales dice que de cara al futuro, el agua ganará peso en las agendas políticas y de inversión: la Agenda 2030 y otras iniciativas internacionales refuerzan el compromiso público-privado para garantizar su acceso. “La próxima fase vendrá impulsada por innovación en reutilización, filtrado doméstico, desalación y digitalización. A la vez, también añade que la concienciación social será clave: “aún se percibe el agua como abundante, cuando su escasez es una amenaza creciente para la estabilidad económica, social y medioambiental”.

El “oro azul” es escaso y mientras la demanda crece por urbanización, industria y la era digital; la urgencia es real. La tesis se apoya en grandes planes de infraestructuras y en la innovación con la reutilización, desalación de nueva generación, monitorización/digitalización y agua ultrapura para chips y centros de datos, accesible vía ETFs, fondos, utilities y tecnología. Por lo que con riesgos gestionables, el agua ofrece una oportunidad a largo plazo que combina resiliencia, rentabilidad e impacto social y medioambiental medible.

Nuevo Boletín y canal de WhatsApp para profesionales

Estrategias de Inversión lanza su canal de WhatsApp Asset Managers, dirigido a profesionales de la inversión, banqueros privados, selectores y distribuidores de fondos, y profesionales del sector financiero.

Tambien puedes apuntarte gratuitamente para que todos los miercoles te llegue nuestro boletín con contenidos exclusivos para profesionales.

 



Fuente