AENA INVERSIONES PRÓXIMA DÉCADA | Aena pone en marcha una nueva década inversora para atender el récord del turismo
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció hace una semana una histórica inversión de Aena de casi 13.000 millones de euros entre los años 2027 y 2031 para dimensionar los grandes aeropuertos españoles y dar cabida al turismo que vendrá en las próximas dos décadas. Se pone en marcha, así, una nueva ola inversora, que se completará en el siguiente quinquenio (2032-2036) y que solo es comparable a los más de 19.000 millones de euros invertidos entre los años 2000 y 2015, que incluyeron proyectos como la T4 de Madrid-Barajas, la T1 de Barcelona-El Prat, la T3 de Málaga o la nueva terminal del aeropuerto de Alicante.
El reparto del dinero anunciado por Sánchez no está del todo claro. La mitad de los 13.000 millones, unos 6.000 millones de euros, se destinarán a “grandes actuaciones” en los principales centros turísticos del país, según explican fuentes de Aena. Esto incluye las ampliaciones anunciadas en los aeropuertos de Madrid y Barcelona, por valor de 4.000 y 3.000 millones de euros. Aunque estas se repartirán entre los dos periodos regulatorios, de forma que en el primer quinquenio se realizarán obras por valor de alrededor de 2.000 millones de euros en el aeropuerto madrileño y de unos 1.000 millones en el catalán, aunque la cuantía variará en función de cómo de rápido avance la obtención de los permisos administrativos pertinentes.
El objetivo de ambas actuaciones es aumentar la capacidad de los dos principales aeropuertos del país en 20 millones de personas, hasta los 90 millones y los 72 millones, respectivamente. En Madrid-Barajas, Aena prevé ampliar la T4 en 171.000 metros cuadrados, que afectarán a la zona de facturación, los filtros de seguridad y el dique norte, así como 133.000 metros cuadrados más para el edificio satélite. Además, las otras tres terminales (T1, T2 y T3) se convertirán en una sola para que todos los pasajeros pasen por el mismo edificio. Mientras, en Barcelona-El Prat se ampliará la T1 en 70.000 metros cuadrados, tanto la zona de facturación y el control de seguridad, se agrandará la llamada pista del mar en 500 metros y se construirá un nuevo edificio satélite (dirigido a descongestionar el tráfico de las terminales principales y aumentar la capacidad de estacionamiento)
A estas dos grandes reformas, se añaden otras en los aeropuertos canarios, con un presupuesto que asciende a 2.000 millones de euros para remodelar la terminal de Tenerife Sur (zonas de facturación, embarque, aparcamiento y recogida de equipajes) con 74.000 metros cuadrados más, así como los edificios de Tenerife Norte y Lanzarote César Manrique, con 20.000 y 50.000 metros cuadrados más de extensión, respectivamente. También en Málaga se inyectarán 1.500 millones de euros para ampliar la terminal en 100.000 metros cuadrados más y realizar mejoras en el campo de vuelo y en Alicante se ampliará la terminal en la misma proporción por un total de 1.000 millones de euros. En todos los casos, esas cifras se repartirán durante la década 2027-2036, en función de los trámites.
También se prevén mejoras en las áreas de seguridad y pasaportes en Ibiza y Menorca, orientadas a mejorar la calidad del servicio aeroportuario, con ampliaciones de las terminales de 20.000 y 9.000 metros cuadrados más, respectivamente. Y lo mismo en Valencia y Bilbao, donde se realizarán sendas ampliaciones de las terminales, que se ejecutarán a partir del año 2031.
Crecimiento del tráfico
Todas estas actuaciones buscan mejorar las terminales de los principales aeropuertos, bien sea para aumentar su “capacidad, calidad o adecuarlos a la normativa de seguridad”, según Aena. No en vano, el tráfico aéreo se ha más que duplicado en veinte años al pasar de los 128 millones de pasajeros en 1999 a 275 millones en 2019. Este 2025, el gestor aeroportuario espera alcanzar los 320 millones de pasajeros en España, lo que le lleva a rozar los 335 millones, que es la capacidad máxima del conjunto de la red.
Y aunque Aena no ha dado nuevas estimaciones de cómo avanzará el crecimiento del turismo a partir de ahora, se acoge a las estimaciones del Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI, por sus siglas en inglés), que proyecta que España se situará entre los cinco países con más tráfico aéreo en 2042, por detrás de China, India, Estados Unidos e Indonesia. El nuevo plan del gestor aeroportuario aspira a asegurar la capacidad de las infraestructuras para los próximos 20 años, aunque este periodo dependerá de cómo evolucione el tamaño de los aviones, el horario de las operaciones y de cómo se avance en la desestacionalización de la demanda.
Debate turístico
Este récord inversor coincide en pleno debate sobre la masificación del turismo, con España rozando los 100 millones de visitantes internacionales. De hecho, “algunas regiones” han pedido específicamente a Aena “reducir la capacidad de su aeropuerto para atraer a menos turistas, pero el gestor aeroportuario consideran que hacerlo sería “un error estratégico del país”. En la misma línea, el profesor de EAE Business School, Roma Andreu, afirma que España debería “hacer una reflexión sobre si hay que parar inversiones y congelar el sistema aeroportuario para que se quede obsoleto frente a otros competidores, que están haciendo lo contrario, o mantener el posicionamiento del turismo español”. España es habitualmente el segundo país más visitado del mundo, solo por detrás de Francia, según la Organización Mundial del Turismo (OMT).
En este sentido, Andreu defiende que las inversiones anunciadas por Aena ayudarán a “dispersar las entradas de turistas que vienen de fuera y no tanto a potenciar rutas internas que seguramente se pueden realizar por tren”. Un ejemplo son los casos de los aeropuertos de Valencia o Bilbao, con un crecimiento «enorme» en los últimos años que ha llevado a que las compañías aéreas a ofertar vuelos de largo radio, explica. Pero también el de Málaga, que podría incluso captar tráfico de negocios en el futuro, en función de lo que suceda finalmente con el acuerdo entre Gibraltar y España. “Se generaría un área de crecimiento económico y no solo de turismo sino también de negocio que Málaga podría absorber”, explica.
Otras inversiones
Pero además de ampliar los grandes aeródromos del país, Aena prevé gastar otros 6.000 millones a varias partidas. Entre ellas, unos 3.000 millones se centrarán en mejorar infraestructuras como edificación, obra civil, sistemas eléctricos y asistencias; casi 1.000 millones se conducirán a actuaciones relacionadas con las tecnologías de la información y digitalización; 897 millones a seguridad y servicios; 288 millones a sostenibilidad y 219 millones a actuaciones relacionadas con la innovación. “Toda la parte de automatización de la seguridad de los pasajeros es muy importante, teniendo en cuenta que muchos vienen de Reino Unido y se hace necesario una inversión en esa área, incluso en infraestructuras de radionavegación”, explica Roma Andreu.
Aena es el mayor gestor aeroportuario del mundo por número de pasajeros (369 millones en 2024) y por capitalización bursátil (37.000 millones de euros), con una red de 46 aeropuertos y 2 helipuertos en España; el aeropuerto de Luton, en Londres; 17 en Brasil, y participa en 12 aeropuertos en México y uno en Jamaica. La compañía salió a bolsa en 2015, durante el gobierno de Mariano Rajoy, y en solo una década el valor de la acción se ha más que triplicado y los beneficios acumulados suman más de 10.000 millones de euros, incluso a pesar del bache que supuso la pandemia. El año pasado la compañía que dirige Maurici Lucena alcanzó un beneficio récord de 1.934 millones de euros, un 18,6% más que el año anterior.
Inversiones reguladas
La principal empresa participada por el Estado español, con el 51% del capital, ha repartido en sus diez años de andadura bursátil un total acumulado de 4.857 millones de euros en dividendos, de los cuales casi 2.500 millones de euros corresponden al Estado. La compañía tiene el monopolio de la gestión aeroportuaria y una parte importante de sus rendimientos vienen de este negocio regulado, a través de las tarifas aeroportuarias, que es lo que cobra a las aerolíneas por usar sus terminales, pistas, pasarelas, estacionamiento de aviones, servicios de seguridad o servicios de ‘handling’ y que estas repercuten en los precios de los billetes de avión, a lo que suma los ingresos de las actividades comerciales. El resto de los ingresos corresponde a las actividades comerciales de sus terminales.
Así, de los 13.000 millones de euros anunciados por Sánchez, 9.991 millones de euros son inversiones reguladas, que serán incluidas en el nuevo Documento de Regulación Aeroportuaria (DORA III) 2027-2031, que es el marco en el que se establecen las condiciones de calidad y capacidad de los aeropuertos, así como las condiciones mínimas de servicio, inversiones y las tarifas por periodos de cinco años. Por tanto, serán los pasajeros quienes asuman el coste de esas inversiones, aunque la cuantía anual no se conocerá hasta el 15 de marzo del año que viene, cuando el gestor aeroportuario envíe su propuesta de DORA III a la Dirección General de Aviación Civil y a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), a la espera de su aprobación definitiva el 30 de septiembre de 2026.
Impacto en el bolsillo
Tras la salida a bolsa, en 2015, el Gobierno impidió por ley al gestor aeroportuario hacer inversiones superiores a los 450 millones de euros al año en su actividad regulada ni subir las tarifas durante una década con el objetivo de evitar sobreinversiones. Pero ese periodo termina este año y el gestor aeroportuario ha anunciado ya un alza de las tarifas aeroportuarias del 6,5% en el próximo ejercicio, que ha desatado las críticas de las aerolíneas, especialmente de Ryanair, que ha anunciado un recorte de sus vuelos. No obstante, la tarifa media por pasajero pasará de 11,11 euros en 2015 a 11,03 euros en 2026.
El incremento de las inversiones reguladas hasta los 9.991 millones de euros implica una media de inversión anual de 2.000 millones de euros con cargo a las tarifas aeroportuarias, por encima de lo invertido entre 2000 y 2015, cuando se situó en alrededor de 1.300 millones de euros anuales de media, y de los 450 millones de la siguiente década, lo que provocará irremediablemente una subida de las tarifas aeroportuarias a partir de 2027.
«Las inversiones reguladas se financian a través de las tarifas aeroportuarias, que se establecen para periodos de tiempo largos. Esto genera una paradoja: los pasajeros de hoy pagan por mejoras en los servicios que, en muchos casos, no verán materializadas hasta el final de ese periodo regulatorio. En cuanto a las ganancias no reguladas del operador aeroportuario, las aerolíneas, que son quienes atraen a los pasajeros y, por tanto, generan los ingresos comerciales, no obtienen ningún beneficio directo de estos ingresos», afirma el catedrático de gestión del transporte aéreo de la Universitat Oberta de Catalunya, Pere Suau-Sánchez.
Desconfianza inversora
El anuncio no sentó muy bien a la acción de la compañía, que presentó la mayor caída del Ibex tras el anuncio de esta nueva ola inversora, lo cual es síntoma de que los inversores consideran que el gasto no está bien dimensionado. En concreto, desde Bankinter sostienen que los 2.897 millones de euros de inversiones no reguladas, como comercial, parkings, etcétera, supera sus estimaciones de 1.000 millones de euros. «En teoría, un plan de crecimiento debería ser positivo, pero el mercado suele penalizar primero el coste y la incertidumbre, y solo más adelante premiar los resultados si la ejecución es exitosa», sostiene Sergio Ávila Luengo, analista de IG, un bróker británico.
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