El empresariado y Junts después de la reducción de jornada y el adiós de Giró

El empresariado y Junts después de la reducción de jornada y el adiós de Giró



BarcelonaJuntos ha tumbado esta semana la reducción de la jornada laboral, escuchando las peticiones de las organizaciones empresariales catalanas –Foment, Pimec, Cecot y Femcat, además de la presidenta del Círculo de Economía–. Por otra parte, hace una semana el exconsejero de Economía Jaume Giró rompía con Junts en medio de críticas a la dirección del partido. Quien también fue director general de la Fundación La Caixa, de gen pragmático, tuvo discrepancias sobre todo desde la quebradiza del gobierno de coalición con ERC, y cuando plegó cargó contra una política «táctica» que impedía la «colaboración entre las fuerzas principales», también con el gobierno de Salvador Illa. Aunque los acuerdos entre socialistas y junteros también son un anhelo de una parte del empresariado, como pidió el Círculo en sus jornadas de este año, y Foment, estos acuerdos están lejos de materializarse. ¿Cómo es la relación de Junts con el empresariado? ¿Qué ha supuesto el adiós de Giró?

«Cuando Giró se va es el momento de máximo pragmatismo e influencia», sostienen fuentes de Junts consultadas por el ARA, que consideran que ahora Junts tiene un «papel determinante» en el Congreso que utilizan «a favor de Catalunya». Otras fuentes conocedoras rellenan el clavo recalcando que, «mientras los siete diputados sean influyentes, las patronales continuarán presionando a Junts para conseguir cosas, aunque les critiquen en privado por las formas vehementes». Esta relevancia ha impulsado la relación con los distintos sectores económicos, justo en un momento en que Junts también se ha desplazado hacia la derecha, con una defensa sin complejos de políticas liberales. Más allá de la reducción de jornada o del reclamo de rebajar impuestos en Catalunya y España, en múltiples aspectos se ha alineado con el empresariado: se captó la sintonía cuando, con el argumento de salvaguardar una millonaria inversión de Repsol en el Camp de Tarragona, rechazó el impuesto extraordinario en el sector. Después hubo un gran encuentro con la compañía.

También sobre la implementación de las energías renovables o el alargamiento de las energías nucleares, en las que permitieron que prosperara una propuesta en el Congreso. Y con las patronales, en múltiples materias, han tejido buenas relaciones. No es casual que la cúpula de Fomento se reuniera con Puigdemont en Waterloo, al igual que Pimec y Cecot. También se ha reunido con el Consejo de Gremios y con sindicatos como Intersindical y UGT, con su líder Pepe Álvarez, que ha querido presionar a favor de la reducción de jornada, sin éxito.

Relaciones intensas

Fuentes junteras relatan que el partido tiene «relaciones con todos los sectores, sindicatos, patronales, pymes, cámaras de comercio» y que utiliza «la influencia» en Madrid para «defender el modelo económico y social». Un modelo que, aunque siempre formara parte del ADN del partido, admiten que «en momentos determinantes por los acentos que había que poner se escondía más el proyecto de país». Es decir, había quedado en un segundo plano en los años del Proceso. Precisamente, una de las alianzas que más ha intentado cuidar al partido de Puigdemont es con las pequeñas y medianas empresas, así como con los autónomos. Ahora bien, estas fuentes también avisan de que actúan «buscando el punto de equilibrio que necesita el país», contradiciendo al líder republicano, Gabriel Rufián, quien les acusó de correa de la patronal. Otras fuentes conocedoras de los sectores económicos relatan que «se pactan muchas enmiendas y pequeñas leyes» con sectores económicos, o «se retrasan» iniciativas.

La línea económica es uno de los recursos de Junts para ganar terreno en Isla. Por ejemplo, con la defensa del Hard Rock o el proyecto tarraconense de hidrógeno verde, que les hace constatar que «hay una cierta sociedad que se esperaba que Isla hiciera algo que no ha sido y ahora se dan cuenta de la importancia de Junts». El equipo económico juntero es de las primeras espadas del partido, con el propio Puigdemont al frente, además del secretario general, Jordi Turull; la líder en Madrid, Míriam Nogueras; el presidente del grupo de Junts en el Parlament, Albert Batet, y el vicepresidente del partido Toni Castellà. Desde Junts consideran que están trabajadas «las relaciones con empresas, ámbitos reguladores clave y todo un poder económico y decisorio relevante», con presencia en Renfe, Aena y varias empresas y reguladores como la CNMC. «Estamos más colados que nunca», concluyen.

El adiós de Giró: ¿un estremecimiento?

Ahora bien, pese a esta simbiosis, hay fuentes dentro del partido que creen que es necesario un reenfoque de las «prioridades» y de la estrategia, ya que «la Catalunya del 2025 nada tiene que ver con la del 2017». Esto pasaría por lo que defendía Giró en su carta de despedida: «centralidad política» y «capacidad de pacto con el Govern». Es decir, más allá de las relaciones con el empresariado en Madrid, ser influyentes en la legislatura española, pero también en la de Cataluña. El exconseller lamentaba esa divergencia estratégica.

El adiós de Giró ha supuesto un estremecimiento sobre todo para el mundo juntero municipal, relatan fuentes conocedoras, además del estupor del sector empresarial, con quien el exconseller de Economía mantenía una muy buena relación. Se trataba de un perfil en el que estos sectores se veían representados: «No es positivo que un activo tan importante haya renunciado», relatan algunas fuentes municipales.

Las mismas fuentes defienden que «pueden convivir diferentes almas dentro del partido» con una visión «integradora y de suma», porque «si no cada vez nos haremos más pequeños». Por eso, piden a la cúpula actual de Junts «generosidad y hacer sentir importante a todo el mundo», porque «quizás no han hecho sentir a Giró lo suficientemente importante para lo que podía aportar». Fuentes cercanas del círculo de amistades del exconseller explican al ARA que Giró «ha abierto un período de reflexión de dos meses para ver qué hará». Por ahora, está recibiendo «muchas llamadas del mundo privado y político, y de todas partes», y en cinco o seis semanas habrá aclarado qué quiere hacer.



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