La UE reacciona con críticas desde la industria y diferencias entre los líderes
Martes, 29 de julio 2025, 00:21
«Respaldo este acuerdo comercial, pero sin ningún entusiasmo». Así resumió ayer el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, su análisis sobre el final que acordaron este domingo para la guerra arancelaria el mandatario estadounidense Donald Trump y la presidenta de la UE, Úrsula Von der Leyen. La fijación de una tasa comercial a todos los productos que Europa venda a EE UU del 15%, con excepción de la aviación o los químicos, se ve más como un mal menor que como un buen acuerdo.
Esa sensación agridulce sobrevoló ayer los despachos de los gobiernos de los Veintisiete. Una mezcla de sentimientos entre el alivio por acabar con una incertidumbre, que estaba agravando la crisis económica europea, y la duda de si el precio a pagar no es demasiado alto. Todo eso sin contar con la reserva que genera Donald Trump. Con él nunca se sabe porque siempre alienta una duda: ¿será esta su última palabra o en la concreción de los detalles del acuerdo pueden surgir diferencias que sirvan de excusa para que el presidente republicano vuelva a la casilla de salida?
Ante la pregunta de si Europa ha hecho bien comprando esta estabilidad surgieron ayer varias respuestas. Interpretaciones que vuelven a evidenciar -de forma inédita en esta crisis- las diferencias de percepción entre los estados que sostienen el andamiaje comunitario. Se vieron entre Alemania y Francia, los dos grandes polos sobre los que pivota el equilibrio de Bruselas. El primer ministro galo, François Bayrou, fue muy duro y habló de «un día oscuro cuando una alianza de pueblos libres, reunidos para afirmar su valores y defender sus intereses, decide someterse». Así comentó en su perfil de la red social X el acuerdo que pone fin a la escalada comercial a ambos lados del Atlántico. Quizá la presión social y el peso de la deuda pública que sufre Francia ha reforzado su posición diplomática, más partidaria de una negociación dura.
En frente, Alemania puso el foco de su valoración en lo positivo. El canciller germano, Friedrich Merz, celebró que el armisticio comercial salva a Europa de «una escalada innecesaria en la relaciones transatlánticas». Alemania lleva sintiendo las urgencias de una economía que permanece en recesión técnica desde hace dos años. El país teutón, que exporta casi un millón de vehículos anualmente a Estados Unidos, ha mantenido una de las posiciones más pragmáticas de la UE en todo el proceso.
Así las cosas, el comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, tuvo que salir ayer a defender el pacto alcanzado y lo hizo asegurando que «estoy 100% seguro de que este acuerdo es mejor que una guerra comercial con Estados Unidos». E insistió en que «es el mejor que se podía obtener en circunstancias muy difíciles».
Factura de miles de millones
Aun así, la principal industria de Alemania fue mucho más crítica. La presidenta de la federación de fabricantes de automóviles, Hildegard Mueller, lejos de celebrar una rebaja del 25% al 15% en los aranceles de la automoción, criticó que los fijados en el acuerdo «costarán miles de millones cada año a las empresas alemanas».
En el mismo sentido se explicó la organización de los principales grupos industriales de Alemania, asociados en BDI, y que advirtieron de «repercusiones negativas considerables».














