El Supremo británico anula las sentencias por el fraude de los tipos de interés bancarios

El Supremo británico anula las sentencias por el fraude de los tipos de interés bancarios



LondresEl Tribunal Supremo del Reino Unido ha anulado este miércoles la condena de Tom Hayes, antiguo operador de UBS y Citigroup, que había sido el primer banquero condenado mundialmente por manipular el Libor (London Interbank Offered Rate), un índice clave para fijar los tipos de interés de millones de préstamos e hipotecas. Hayes había sido condenado en el 2015 a 14 años de cárcel –reducidos después a 11– por conspiración por defraudar, y cumplió cinco años y medio antes de salir en libertad condicional.

En una decisión unánime, el Supremo también ha anulado la condena de Carlo Palombo, exdirectivo de Barclays, sentenciado en el 2019 a cuatro años de cárcel por manipular el Euribor, el índice equivalente para los tipos de interés en euros. Los jueces consideraron que, aunque había pruebas suficientes para una condena, la explicación confusa de la causa al jurado durante los juicios comprometió la justicia del proceso, lo que hizo las condenas «inseguras y no sostenibles». Ante esto, el Serious Fraud Office (SFO), la agencia antifraude británica que trajo el caso, ha anunciado que no buscará un nuevo juicio.

La manipulación del Líbor y el Euribor se descubrió tras la crisis financiera del 2008 y desató multas y sanciones por miles de millones a bancos de todo el mundo, que manipulaban los índices para beneficiar sus operaciones. El Líbor servía para fijar el tipo de interés de más de 270 billones de libras en préstamos, hipotecas y derivados a nivel global. El Euribor, creado en 1999, es el referente europeo para las operaciones en euros.

Hayes fue el primer condenado por el SFO en una serie de procesos que acabaron con nueve condenas entre 2013 y 2019. Ahora, tras la sentencia del Supremo, él mismo ha reclamado que se revisen las otras siete condenas vigentes y ha pedido la disolución del SFO, a quien ha criticado la disolución del SFO.

¿Hubo impacto en España?

En el ámbito europeo, el escándalo del Líbor y el Euribor tuvo una gran repercusión. La Comisión Europea impuso en 2013 multas por valor de 1.700 millones de euros a bancos como Barclays, Deutsche Bank, Société Générale y RBS por manipular estos índices. En España, el escándalo generó una fuerte preocupación, puesto que la mayoría de hipotecas variables están referenciadas al Euribor. Aunque no ha habido procesos penales similares, asociaciones de consumidores presentaron demandas colectivas, argumentando que la manipulación había perjudicado a los deudores. Sin embargo, los tribunales españoles no han declarado nulas las hipotecas afectadas.

Aunque la sentencia del Supremo británico no tiene efectos legales directos en la Unión Europea, expertos jurídicos señalan que puede influir en cómo se gestionan futuros procesos relacionados con delitos financieros y la definición de «deshonestidad» en estos casos.

Para evitar nuevos casos similares, Reino Unido aprobó en 2016 un delito específico para la manipulación de tipos de referencia, mientras que la UE reforzó su regulación con el Reglamento 2016/1011, que establece normas para garantizar la integridad y transparencia de los índices financieros.

La decisión del Supremo del Reino Unido coincide con otras revisiones judiciales recientes, como la de Estados Unidos, donde recientemente se anuló la condena de Mark Johnson, antiguo responsable de divisas de HSBC, en un caso de manipulación del mercado de divisas (forex) por el que los bancos pagaron multas de unos.

Pese a que la condena ha sido anulada, los jueces han dejado claro que había pruebas sólidas contra Hayes, pero que la forma en la que se explicó la causa al jurado no garantizó un juicio justo. Esto ha supuesto un golpe para la reputación del SFO, que ahora se enfrenta a una posible revisión de su funcionamiento.

Tom Hayes ha declarado que, pese a su experiencia traumática, mantiene la esperanza de ver limpiado su nombre y el de sus compañeros. Este caso puede poner en evidencia la vulnerabilidad de los sistemas financieros globales cuando la confianza en sus actores clave se rompe, y la necesidad de una regulación y supervisión más estrictas para proteger a los millones de personas afectadas en todo el mundo.



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