Los trabajadores de Glovo denuncian irregularidades en su conversión a asalariados
Salarios menores, problemas con los cobros, cotizaciones por debajo de sus jornadas reales y un desconocimiento absoluto sobre lo que les aguarda en su trabajo. … El nuevo modelo laboral que Glovo ha instaurado fruto de las sentencias contrarias a su anterior sistema de ‘falsos autónomos’ ha dejado más dudas que certezas entre los más de 800 ‘riders’ que han llegado a operar en Euskadi.
El contrato de asalariados, sin visos de negociación y que la empresa les envió hace un mes por teléfono, ha llevado a parte del sector a buscar refugio en los sindicatos. ELA, que ha comenzado a impulsar las primeras asambleas en el País Vasco en un colectivo que se reconoce «atemorizado» ante la posibilidad de que cierren las cuentas por las que reciben los pedidos, advierte que en el último mes ya ha gestionado más de una veintena de demandas individuales contra las jornada parciales que se les ofrecía.
De momento, ya han conseguido frenar este recorte que se cebaban especialmente en las personas con más antigüedad (algunos en el País Vasco llevaban ya una década), a las que se presuponían mejores condiciones. «Antes un repartidor en Bilbao podía meterse entre 12 o 14 horas de trabajo al día y sin embargo lo que nos ofrecía el contrato era de 14 o 17 para toda la semana», advierte el trabajador que actúa de enlace con el sindicato. Aunque Glovo venía asegurando que podían solicitar jornadas más largas si así lo deseaban, los trabajadores advierten que no recibían respuesta a sus peticiones.
Finalmente han conseguido que se les reconozcan las 37 horas semanales, aunque con un inmenso ‘pero’. «Por lo que hemos visto hasta ahora, están cotizando por nosotros solo las horas que nos habían ofrecían inicialmente, en lugar de todas las que estamos trabajando», alertan. Y esto no es lo único que les agobia. También les han ingresado unos sueldos que no son los correctos, y les han pedido que esperen hasta el día 25 mientras se busca una solución.
«El proceso está siendo muy opaco por la falta de información que tienen», alerta la responsable de la Federación de Servicios de ELA, Ane Alberdi. «Todo apunta a que con este modelo de regularización no buscan mejorar la situación de los trabajadores que siguen en un modelo muy precario», remarca.
Más pedidos por hora
Más allá de estos agoreros errores iniciales, la caída de los ingresos ya se la veían venir. Los contratos, que contemplan unas métricas de tres pedidos por hora y un bonus especial para quienes superen los cien encargos semanales, contemplan unos ingresos medios que la plantilla en Euskadi calcula en 980 euros. «En el mejor de los casos y trabajando tanto como sea posible, se podría llegar a los 1.400», advierte el trabajador, aunque no confía en que muchos alcancen esas cifras. Nada que ver con las nóminas que algunos alcanzaban antes, y que se situaban entre los 2.000 y los 2.200 euros, de los que luego tenían que destinar unos 300 al pago de autónomos.
Y sin embargo, la mayor incógnita es que nadie sabe con certeza cuántos trabajadores siguen haciéndolo para la empresa. A diferencia de lo que ocurre en las grandes compañías, que presumen de un elevado número de empleados, en Glovo sigue imperando el misterio. El 1 de julio del pasado año, cuando Inspección de Trabajo levantó su acta, había 448 en Bizkaia, pero los ‘riders’ creen que muchos ya no operan. «Había una sobreexplotación de repartidores y eso era insostenible. En algunos momentos te podía entrar únicamente un pedido por hora frente a los cuatro o cinco que hay ahora», apuntan, si bien prevén que la llegada del verano traerá una caída en el número de pedidos. En todo caso, algo similar ya ha ocurrido en toda España, donde las 34.000 ofertas de trabajo enviadas se habrían traducido finalmente en 14.000 contrataciones.
Sin embargo, preocupan más las condiciones que impone la plataforma. «La empresa va a encontrar cualquier cobijo para sortear la ley», advierte la responsable de Hostelería de ELA, Marije Fernández. Recuerda que Glovo quiere aplicar el convenio ya caducado que se fijó para los mensajeros en 2006, a pesar de que los convenios vascos de hostelería -como el de Bizkaia, que acaba de renovarse- ya recogen la figura de los repartos a domicilio y el uso de plataformas digitales.
Además, la veintena de denuncias interpuestas ahora no suponen el primer round del combate para la central vasca. En 2021 ya asumió la representación legal de 53 trabajadores para iniciar el procedimiento de su alta de oficio demostrando la vinculación que mantenían con Glovo.












